“¿Quién se murió?”, fue lo que pensó un usuario de Instagram cuando entró a su cuenta el fin de semana pasado y encontró una cascada de fotos en blanco y negro. Gracias al cielo nadie.

Este fue el último de los retos, o challenges, que inundan de vez en cuando las redes sociales. La modalidad del mismo era proceder a nominar a 10 mujeres de manera privada, haciendo copy/paste de un mensaje pre escrito, y luego publicar una foto tuya en tu cuenta. Ya. Ese era el reto. Ah, esperen. También había que escribir  #challengeaccepted.

Mi dominio del idioma español es bastante bueno y no tengo deficiencias en lectura comprensiva. Aparte, la Real Academia Española está conmigo en esto, cuando manifesté mi perplejidad en catalogar esta iniciativa como un reto. Y cito: “Un reto es un objetivo o empeño difícil de llevar a cabo, que constituye un estímulo y un desafío para quien lo afronta”.

Les pregunto, ¿qué tiene de desafiante compartir una foto mía en mi propia cuenta de Instagram? Eso es básicamente lo único que hago en ella (aparte de publicar mis columnas).

No se confundan. No soy la Grinch de las redes sociales, y cualquier actividad que promueva interacción sana, ayude a difundir energía positiva y proporcione una distracción saludable, especialmente en estos tiempos, me parece bienvenida. (Aunque voy a ser sincera y admitir que luego de las primeras 14 fotos, mi feed de Instagram se tornó aburrido). 

Con lo que estoy inconforme es que ahora, a cada tontera se le proclame “reto”.

Así que por un lado estoy tratando de salvaguardar el uso correcto del idioma, y por el otro, estimular la capacidad que tenemos de hacer cosas con propósito y un sentido real. 

Alguien me acusó de no haber entendido bien el reto. Pues yo creo que ella no entiende el español.

Una amiga me explicó que el reto no era publicar la foto, sino nominar a las otras 10 mujeres y de esa forma empoderarlas. ¿Seré lenta?, porque no veo cómo me empoderaría que alguien me nomine (en privado) y luego coloque su foto.

“Hay mujeres que tienen poca autoestima y les cuesta mucho publicar una selfi y para ellas fue un reto hacerlo”, comentó alguien más. Puede ser, pero me sigue pareciendo que la palabra reto le queda ancha como una carpa. 

“Era para crear conciencia”, “sirve para darnos ánimo”, me dijeron otras. Puede ser, pero llámenlo iniciativa, campaña, juego, cometido, operativo, para sugerir algunas alternativas.

Estos retos -que no lo son- lo único que hacen es proporcionar una oportunidad de sentirnos bien y entretenernos con algo que parece que tiene una finalidad, pero que en verdad está vacío.

Por otro lado, no saben la cantidad de mujeres que comentaron que, aunque no le vieron el significado a la campaña (porque ya quedó establecido que no era lo otro), la siguieron porque sí, o para complacer a quienes las nominaron, o para no quedarse por fuera de lo que las demás estaban haciendo.

¿Entienden lo contradictorio que es unirse a una actividad que busca celebrar la fortaleza, singularidad, independencia y demás atributos que poseemos las mujeres, cuando en verdad no entiendes ni por qué lo estás haciendo?

Postear fotos es lindo, pero un verdadero desafío es hablar, cuestionar, y ultimadamente, si algo no te parece, abstenerte de hacerlo. 

Por último, si queríamos empoderarnos las unas a las otras o mostrar que “we care for each other”, como decía el párrafo pre escrito (en inglés, además), ¿qué tal si hubiéramos compartido la foto de una mujer en nuestro entorno que admiramos? ¿O alguien que sabemos que la está pasando difícil en estos momentos, y aprovechábamos para mandarle una frase de aliento? (Claro, sin entrar en detalles). Si aspiramos a levantarnos las unas a las otras, ¿por qué mejor no reseñar las habilidades, profesión o emprendimiento de una mujer, en nuestro feed, donde queda registrado, y no en los stories, para darla a conocer, o al menos celebrarla?

Esa es mi opinión. Y sé que muchas personas no estarán de acuerdo con ella, pero las opiniones son como los antibióticos: aunque sean buenas, no a todos les caen bien.