Asistí a Underground Collective Vol. 1 con la curiosidad despierta y la mente abierta. No era una pasarela convencional, y justamente ahí residía su fuerza. Bajo el sello de AltHUb (Alternative Hub) —marca creada hace apenas dos meses por el modelo y productor Mala Vida junto a la diseñadora y productora Andromeda— el evento se erigió como una plataforma de exposición para la escena artística local emergente y alternativa, cruzando moda, arte, música y protesta social en un mismo pulso.

El escenario elegido, Zeztrax Studio en el piso 16 del Sortis Business Tower, no fue un simple contenedor: fue un manifiesto vertical. Desde las alturas, la ciudad parecía observar una propuesta que cuestiona el sistema desde adentro, con piezas desestructuradas, upcycling consciente y una narrativa claramente anti-moda, entendida no como negación del vestir, sino como resistencia a la producción vacía y al consumo acrítico.

La primera pasarela estuvo a cargo del diseñador emergente Olton Lionel, quien presentó una colección formal-informal que juega con las tensiones entre estructura y libertad. Prendas que se sienten inacabadas a propósito, cortes que rehúyen la perfección industrial y materiales resignificados que dialogan con la urgencia del presente.

Luego, el debut de Andromeda con su colección UK2k para su marca 2cstore reforzó el carácter generacional del evento. Una propuesta que bebe de la estética Y2K desde una mirada cruda, urbana y política, donde el cuerpo se convierte en lienzo y la ropa en discurso. No hay complacencia visual: hay mensaje, hay fricción, hay identidad.

El evento se expandió más allá de la pasarela. El arte corporal tomó protagonismo con Juanon, de Nickel Tattoo Studio, quien presentó un body paint en vivo estilo lettering bajo el nombre Corpus Scriptum, una acción performática donde la piel se transformó en texto y la escritura en grito. La experiencia se completó con un bazar de prendas y accesorios curado por Annet Gary (Pa La Gyales), reforzando la idea de comunidad y circulación alternativa de la moda.

La música, a cargo de la DJ emergente Fea Mugrosa, encendió el ambiente con una selección que acompañó el carácter underground del encuentro, mientras una exhibición fotográfica del fotógrafo callejero Mala Vida Fotos capturó la crudeza y honestidad de la escena, sin filtros ni concesiones.

Más que un evento, esta primera edición fue una declaración: la moda también puede ser trinchera, protesta y espacio de encuentro para voces que no buscan encajar, sino decir. Y en tiempos donde todo parece repetirse, lo alternativo deja de ser margen para convertirse en centro.

* El autor es comunicador y diseñador de modas. Se autodenomina como el “rebelde de la moda panameña”. Su cuenta de Instagram es @nicolasdiviner.

* Las opiniones emitidas en este escrito son responsabilidad exclusiva de su autor.