1. Renuncia por ahora a tener la casa perfecta. Sobre todo si tienes poca ayuda. Enfócate en tu bebé y en ti. Estos días no volverán.

2. Acepta toda la ayuda. Que si tu suegra se ofrece a lavar la ropa del bebé, que si tu cuñada te quiere traer comida. No pienses “me da pena”. Un día puedes hacer lo mismo por otra mamá.

3. No te compares con otras mamás ni compares a tu bebé. Cada quien es diferente.

4. Carga a tu nene todo lo que puedas si eso es lo que quieres. Pronto crecerá.

5. Guarda tus aretes y collares favoritos; también las pulseras o bebé los romperá. Evita ese enojo.

6. Lleva un suéter o blusa extra en tu cartera para ti.

7. Haz un espacio para ti. De esta manera, cuando vuelvas con tu hijo, te sentirás de mejor ánimo.

8. Involucra desde temprano a tu esposo en el cuidado del bebé. Ambos tienen el deber y el derecho de disfrutar de esta etapa.

9. No te sientas mal por ser una madre que tiene que ir a trabajar o por ser una que decide quedarse en casa. Estás en tu derecho de decidir cómo quieres criar.

10. Y cuando ya no puedas más, recuerda que todos estos desvelos y cambiadera de pañales pasarán pronto.