Estaba yo aprovechando un baratillo en Steven’s cuando me topé en la zapatería infantil con una abuela enamorada de unas sandalias plateadas preciosas. Quería dos; no, mejor tres. Miró y miró. Consultó a la vendedora si serían cómodas o si no resbalarían, pues la niña estaba aprendiendo a caminar. Y ustedes se preguntarán qué hacía yo encima de esa compradora, de vidajena. Es que al lado había unos zapatos tal como yo los quería para Gabriela.

Aclaro que esta abuelita llevaba bluyín, sandalias altas y una larga melena. Calculo que tendría cincuenta y tanto. Me di cuenta de que era abuela porque después de tanto mirar decidió llevarse solo un par de sandalias. Sin la ilusión del principio dijo: “vamos a ver si la mamá se las quiere poner”.

Era la voz de una abuelita herida. Dijo que le había comprado muchas cosas hermosas a su nieta, pero su nuera nunca se las ponía. Enumeró: un traje, una pijama, vinchas… nada de eso le ponían a la niña. O al menos ella no se había enterado. Solo una vez había visto a la nietecita usar una blusita, “y eso porque… bueno”, finalizó.

Y me acordé de otra señora a la que escuché quejarse de lo mismo. Ella gustaba de comprar a la niña trajecitos artesanales, pero dejó de hacerlo porque la nuera le dijo que su hija -de dos años- no se ponía “eso”.

Pensarán por qué me meto a escribir de problemas ajenos, pero me compadezco de esas abuelas que con tanta ilusión, y a veces sacrificio, obsequian un vestidito o un lazo a las nietas.

Las nueras no se dan cuenta de que están despreciando no al regalo sino a la abuela. No me lo tienen que decir, sé que hay abuelitas exigentes y difíciles de complacer, pero de eso a no ponerle nada a la niña de lo que le compra su abuelita querida, creo que es demasiado.

Les advierto a esas nueras, que las abuelas llevan la cuenta de todo y algunas andan por allí lamentando ese desaire con las amigas o con desconocidos como yo, en la zapatería de niños.

Lo más importante, no olviden que si ustedes tienen la dicha, un día también serán abuelas. ¿Cómo les gustaría que fueran recibidos sus obsequios?