Creo que en el programa  Sábados con Martínez Blanco ¿se acuerdan? había un segmento que se llamaba algo así como El Precio Escondido. Perdónenme por lo de ‘creo’ pero es que puede ser que fuera parte de otro programa o que sí fuera allí, pero el segmento tuviera otro nombre.

El asunto es que un grupo de concursantes  tenía que adivinar el costo de una plancha, un radio, un tostador, a veces hasta una recámara. El que más se acercaba al precio correcto ganaba.  Por supuesto, los espectadores en casa también intentábamos adivinar; celebrábamos al acertar y criticábamos al que se equivocaba.

Mientras veo mi Instagram siento que vuelvo en el tiempo y soy una de las concursantes aquellas. Ustedes saben que ahora  negocios grandes y chiquitos anuncian en redes sociales productos para la venta. Noto que, al menos en Panamá, las personas no suelen poner precios.

Veo un jabón de hierba de limón, una crema de café y almendras (no se si para untar al cuerpo o al pan), un suéter que dice ‘Madre de Dragoncita’ y sí, quiero todo eso pero quienes lo venden escriben: precios al ‘in box’. Eso significa que tienes que escribirles en privado para que te manden el precio. La mayoría de las veces se me quitan las ganas de comprar.

¿Por qué no ponen el precio? En una charla de Macrofest, el año pasado, escuché un debate al respecto. De un lado los que decían: ‘pongan el precio’ pues así la gente puede decidir comprar o no más rápido. Si el precio no está las personas piensan que es muy caro y se desalientan.

Por otro lado si eres un emprendedor pequeño ¿no pierdes demasiado tiempo atendiendo una por una solicitudes de precio?

Algunos que defendían no poner el precio decían que su producto era muy fino o artesanal y que las personas se asustarían con el precio, mejor explicárselo cuando se acercaran a averiguar.

Una conocida me dice que este misterio de precios, en Panamá, no solo es en las redes sociales. Ella llamó a una academia de ballet y le dijeron que no daban precios por teléfono, había que ir en persona a preguntar. El tiempo es oro y estamos en la era de internet ¿porqué no hacemos las cosas más fácil a los clientes?.

Una experta en mercadeo opina que esto tiene que ver con el miedo a que la competencia vea el precio.  La mayoría de los especialistas en atención al cliente están de acuerdo en que no hay que competir por precio. Cuando lo único que se puede ofrecer es precio más bajo la cosa está mal. Hay que ofrecer calidad, buen servicio, una grata experiencia.  La gente pagará por eso.

Mientras, sigo aquí intentando adivinar los precios de un collar turquesa, con hojitas de plata… mejor no.