El Dr. John Gottman, un renombrado psicólogo e investigador de relaciones, ha estudiado a miles de parejas en su famoso “Laboratorio del Amor” para determinar qué separa a las parejas que prosperan de aquellas que terminan en divorcio.

Su hallazgo más sombrío y determinante son las cuatro conductas de comunicación que, cuando se presentan de manera constante y sin ser reparadas, predicen el fin de una relación con una precisión asombrosa.

Las bautizó como “Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis” relacionales.

Identificar y erradicar estos jinetes es el primer paso para proteger la conexión matrimonial.

1. El primer jinete: La crítica

Una queja se enfoca en una acción específica y puntual (“Me molesta que no lavaste los platos anoche”).

La crítica, en cambio, es un ataque global al carácter o la personalidad del cónyuge, utilizando frases como “Tú siempre eres un descuidado y nunca te importan mis sentimientos”.

Al criticar, se está implicando que hay un defecto inherente en la persona, lo que hace que el receptor se sienta atacado y menospreciado.

El antídoto: utilizar una “queja suave” enfocándose en el comportamiento y no en la persona.

2. El segundo jinete: El desprecio

Es el más tóxico y el predictor más grande y peligroso del divorcio. El desprecio surge de un sentimiento de superioridad moral sobre la pareja e implica la falta de respeto hacia ella.

Se manifiesta a través de la burla, el sarcasmo, los insultos, el lenguaje corporal hostil o el humor hostil. Cuando se desprecia al cónyuge, el mensaje que se le envía es: “Estoy disgustado contigo” o “Eres inferior a mí”.

Este patrón mina la autoestima del otro y, de hecho, se ha demostrado que afecta su sistema inmunológico. Es imposible resolver un conflicto mientras se desprecia a la pareja, ya que sólo intensifica la negatividad y erosiona el cimiento de respeto mutuo necesario para la convivencia.

El antídoto esencial es cultivar una cultura de aprecio y gratitud en la relación.

3. El tercer jinete: La actitud defensiva

Es una respuesta natural a la crítica. Cuando uno se siente atacado, es fácil reaccionar intentando justificar, evadir la responsabilidad o contraatacar. Por ejemplo, si un cónyuge crítica: “Olvidaste pagar la factura de la luz, ¡otra vez!”, la respuesta defensiva podría ser: “No es mi culpa. Estoy agotado porque tú nunca me ayudas con el trabajo de la casa”.

Al actuar a la defensiva, la persona se victimiza y, en esencia, le está diciendo a su pareja: “El problema no soy yo, eres tú”. Esta postura impide que el problema real se resuelva. La defensa solo intensifica el conflicto.

Para combatirla, la clave es asumir la responsabilidad, incluso si es solo por una pequeña parte del problema, para poder avanzar juntos.

4. El cuarto jinete: La evasión o bloqueo

Ocurre cuando uno de los cónyuges se retira emocionalmente de la conversación. Esta persona deja de responder, mantiene un silencio prolongado, se distrae o simplemente se cierra. El evasor, lo hace como un mecanismo de autoprotección cuando se siente abrumado emocionalmente o “inundado” por la negatividad de los otros tres jinetes.

Si bien la intención es calmarse, la evasión transmite desinterés, desaprobación o rechazo, lo que resulta extremadamente hiriente para el otro.

El antídoto a este jinete requiere que la pareja aprenda a auto-calmarse fisiológicamente.

Reconocer su presencia y aprender a reemplazarlos con sus respectivos “antídotos” es el mapa que las parejas necesitan para navegar el conflicto y construir una relación duradera.

* Las opiniones emitidas en este escrito son responsabilidad exclusiva de su autora.