Faltan horas para que culmine el año y esta columna es la portada trasera que voy cerrando al terminar de leer un libro.

Usualmente, cuando concluyo un libro, me queda una lección, moraleja o aprendizaje. O por lo menos el propósito que me brindó enfrascarme en sus páginas. Algo así como cada año. Ambos tienen un comienzo, un final, y un montón de nudos, tramas, subidas y bajones de por medio. Podemos aprender y aprovechar cada año, o simplemente sobrellevarlo, hasta pasar su última página.

Cada ciclo de 365 días también tiene su género. Por ejemplo, mi 2013 fue un drama; el 2018, una comedia romántica; 2019, aventura al mejor estilo de Julio Verne; y 2020 –al igual que para el resto de la humanidad- una historia apocalíptica más alucinante que la ficción. Pero pase lo que pase, siempre estamos animando al protagonista principal, que es uno mismo.

Me gusta considerar que cada quien es el autor de su propia vida, pero es ingenuo o arrogante creerlo por completo. Pienso que D-s nos pone en un sitio, introduce la trama, el marco escénico y los personajes. A nosotros nos toca desarrollar con eso nuestra historia.

Hay muchas técnicas para hacerlo. Les comparto una.

Un día, un par de años atrás, iba con uno de mis hijos en el carro, dándole un sermón. No recuerdo el motivo de mi enojo y frustración. De seguro algo que tenía que ver con su rendimiento en la escuela. De pronto, lo miré y le pregunté: “Cuando seas grande… ¿Cómo quieres ser? ¿A quién te quieres parecer?”. Cuando me respondió que a su abuelo, le dije: “¡Entonces actúa como él! Antes de hacer algo o meterte en un problema, pregúntate, ´¿es esto algo que abuelito haría?”. Porque cada persona es única e irrepetible, pero más que escritores, somos alfareros, dándole forma a nuestra existencia, resaltando sus curvas y acariciando sus esquinas. Si tenemos un modelo que sirva de guía, facilita mucho la faena.

El personaje que a mí me inspira ni siquiera existe. Es la mujer que Cameron Díaz interpretó en la película Mujeres al ataque. La trama de la cinta es irrelevante, pero se la resumo, por si no la han visto. Carly descubre que su novio era, en verdad, un hombre casado. Y no solo eso, pero tenía además OTRA novia. Las tres mujeres se alían para vengarse del caradura, propiciando situaciones muy cómicas.

En cierta escena, Carly, una abogada brillante, hermosa, estilosa y encantadora, en un momento de caos emocional, dice y repite la frase que se quedó conmigo por años: Get your ducks in a row. Pon tus patitos en fila, organízate, asume el control y domina la situación.

Sé que es una película, pero la vida a veces imita el arte. Mi conclusión fue que, si quieres ser una Carly, métete en su papel y actúa como ella.

Mi deseo para todos en el Año Nuevo es que escriban, dibujen, actúen o moldeen sus vidas para convertirlas en aquello que aspiran.

Gracias a todos los que me leyeron, siguieron y opinaron en este que termina. Nos vemos con el favor de D-s en 2022.