En 2015 todo en mi vida cambió. A mediados de enero fui diagnosticada con cáncer de seno. Pasé dos cirugías, 4 meses de quimioterapia y 33 sesiones de radio. También continué con mis estudios de maestría en coaching que había empezado a principios del año.

Mis empresas, que había manejado durante más 22 años, se vinieron abajo después de estresantes meses, hasta la ruptura inesperada por parte de los proveedores.

Al enorme desgaste y decepción emocional por eso, toda mi lucha y debilitación física, tuve que añadirle el factor económico. Yo era proveedora de mi casa.

😨¡Paren el mundo que me bajo!

Para el mes de noviembre ya nada ¡nada! era igual en mi vida. Solo habían pasado unos meses.

Pero no podía sentarme en una esquina en modo parálisis.

La vida es hacia adelante. Los retos no están para quedarse en ellos sino para redireccionar el camino.

Decidí reinventarme por completo en medio de la vorágine de ese año.

Te digo la verdad: Después de haber trabajado por más de dos décadas manejando empresas con equipos de trabajo y presupuestos millonarios, nadie a mi alrededor tenía mucha fe a eso de lanzarme a emprender yo sola. Ya no digamos de ¿coach? ¿qué es eso?

Hice un trabajo interno enorme. Nunca se puede tener resultados externos excepcionales si no se trabaja primero el interior, tus creencias y tu nueva identidad.

En 2015 abrí mi estudio de coaching y recibí a mis primeros clientes con una pañoleta en la cabeza y sin pestañas.

Hoy puedo decir con orgullo que tengo un negocio sólido y en expansión que me permite libertad para generar ingresos bajo mis propios términos y que da la oportunidad de guiar a otros para hacer lo mismo con éxito.

Y resalto aquí que esto empezó durante mi tratamiento contra el cáncer.

Cuando estás lista para cambios grandes y expansivos ni un cáncer o cualquier otra razón te frena.

Lo sientes. Lo sabes ¡y vas!

Y te expandes tus alas como el ave fénix.

Cuando estás lista eres imparable.

Solo es cuestión de decidir

¿Lo estás?

No olvides este mes ve a hacerte los chequeos, que las cintas rosas van a recordártelo continuamente, al cáncer lo gana la detección temprana.

Yo y el cáncer

Paola Schmitt, retratada por Georges Pauline Don.

Nota de la editora: Este artículo fue publicado originalmente en el Newsletter de Paola Schmitt. En Instagram: paolaschmittm