Mrs. America cuenta la historia del movimiento para ratificar la Enmienda de Igualdad de Derechos (ERA), y la respuesta en contra, dirigida por la líder conservadora Phyllis Schlafly, así resume el canal FX la mini serie de nueve capítulos Mrs. America, que tiene a cuatro actrices y a su guionista, Dahvi Waller, aspirando a los premios Emmy que se entregarán el 20 de septiembre.

Phyllis, Gloria, Shirley y Betty… son algunas de las protagonistas y también dan título, en ese orden, de los primero cuatro capítulos de la serie que consta de nueve. Y es que cada episodio desarrolla un personaje. El primero es Phyllis, por su puesto.

Todas las mujeres retratadas jugaron un papel en la lucha a favor y en contra de la aprobación de  la Enmienda de Igualdad de Derechos, 38 estados tenían que ratificarla para incluirla en la Constitución de Estados Unidos. La carta magna del país más admirado del mundo no reconocía,  ni lo haría en mucho tiempo, que las personas son iguales sin importar su sexo.

Quienes se opusieron a esta enmienda lograron reunir los miedos en frases sencillas y que conectaron con el público de la época: “Nuestras hijas tendrán que ir al ejército”, “Habrá baños unisex”, “No será obligación de los esposos proveer”, “Las mujeres serán obligadas a hacer trabajos peligrosos”. La ERA, decían, estaba en contra de la familia.

Los movimientos a favor de la mujer tuvieron suficiente  eco en esos años como para que se le llamara la segunda ola del feminismo. Esa influencia que llegaron a tener en Washington y la política no la volvieron a recuperar. Lo más parecido, después, sería la campaña de #Metoo, en 2018.

Aunque la historia pasó hace cuarenta años tiene mucha relación con hoy. Si quieren ver una producción inteligente, histórica y bellamente ejecutada aquí la tienen. Agrego otros motivos para verla:

Las actrices nominadas al Emmy: Tiene un elenco finísimo. Uzo Aduba interpreta a Shirley Chisholm, la primera afroamericana elegida para el congreso de Estados Unidos y la primera persona negra en aspirar a la canditadura presidencial en uno de los partidos grandes de ese país. Margo Martindale es la abogada y política Bella Abzug; Tracey Ullman es Betty Friedan, autora de La Mística de la Feminidad. Las tres actrices están nominadas al Emmy como mejor actriz secundaria.

Phyllis Schaffly y Cate Blanchett: ‘Yo no habría entregado el Canal de Panama’, con esta frase  o recriminación al presidente Jimmy Carter, quiero introducirles a Phyllis Schlafly (no es fácil pronunciar su nombre y eso se dice mucho en la serie). Esta inteligente mujer republicana organizó un movimiento llamado Stop Era, que logró su objetivo gracias a protestas que incluían dulces horneados,  frases claves y una convocatoria que unió a los grupos más tradicionales que de por sí temían y temen al feminismo.  Cate Blanchett la interpreta de manera magnífica. Aunque los hijos de la verdadera Schlafly  dicen que solo se parecen en la ropa y el peinado.

Los matices: Los productores procuran mostrar los grises de ambos bandos. La segunda oleada de feminismo fue acusada de ser burguesa y blanca. Esto se nos muestra en la serie. A lo interno también había quiebres y conflictos. Todas luchaban por la mujer, pero no todas apoyaban los derechos homosexuales o el aborto, lo que las dividía. Había batallas de ego. Gloria Steinem conseguía por su carisma e imagen todos los focos, algo que resentían las más intelectuales.

Schlafly defendía el que las mujeres se quedarán en casa, pero ella llevaba una vida pública y disfrutaba de estar en los círculos donde se tomaban las decisiones políticas.

Más razones para ver ‘Mrs. America’

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Los años 70: Es un viaje en el tiempo. Con Cate Blanchett haciendo una tras otra llamada de proselitismo en un teléfono público, mientras una larga e impaciente fila espera detrás. No existía el correo electrónico, pero sí un buen servicio postal que permitía enviar  miles de Newsletter o boletínes. A través del suyo, Schlafly logró gran influencia y una larga lista de contactos envidiada y codiciada por los políticos.

La música: A Fifth of Beethoven es el arreglo disco que Walter Murphy hizo a la Quinta sinfonía de Bethoveen y con ese tema se introducen los créditos. Esta canción fue parte de la icónica película de los setenta Fiebre de sábado por la noche.

Mary Ramos, la jefa musical de la serie de este tema dijo a la revista Variety que era la elección ideal pues mientras las conservadoras prefieren lo clásica, las feministas optan por la modernidad del disco.

El poder:  Todas quieren poder en esta serie. Para ello las feministas  forman una coalición que les unía sin importar el partido político. Mientras, las mujeres conservadoras no quieren que cambie la vida como la conocen, aunque eso implique mirar la violencia doméstica y la infidelidad como cosas que debe aguantar una mujer. Están los políticos que usan a las mujeres para ganar votos, pero que las hacen a un lado cuando las perciben como un obstáculo. Eso ocurre en ambos bandos.

Más razones para ver ‘Mrs. America’

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El lado histórico: En cada capítulo el espectador el espectador se pregunta ¿qué de esto es cierto? y más de una vez se recurre a Wikipedia. Todos los personajes principales existieron, menos Alice Macray, que encarna Sarah Paulson. Ella es una aliada de Schlafly que termina desencantada de ella, y según los productores así les pasó a algunas de sus admiradoras.

También es cierto (alerta de spoilers) que uno de los hijos de Schlafly era homosexual; que Gloria Steinem tuvo relaciones con dos hombres a la vez y que Ronald Reagan hizo a un lado a Schlafly, luego de que ella le ayudará a ganar las elecciones de 1980. La apartó porque la consideraba demasiado radical.

En 2020 cuesta digerir  algunas frases que se escuchan en la serie como a Schlafly diciendo: “estoy aquí porque mi marido me da permiso, y se lo agradezco”. A políticos  que le dicen a la única mujer en una reunión que ella tome los apuntes porque su letra seguro es más bonita, pero son reflejo de una época no tan lejana.

Schlafly murió en 2016, a los 92 años de edad, apoyando a Donald Trump e insistiendo en que aún no había ninguna mujer lista para ser presidenta.

La guionista de la serie contó a Vanity Fair que se esforzó por no introducir juicios sobre las acciones de la líder conservadora, lo mismo hizo Blanchett. Según Dahvi Waller: “No creo que nos hagamos un favor pintando a las personas que no están de acuerdo con nosotros como monstruos. Nos hace sentir mejor, pero no creo que finalmente obtengamos un conocimiento de eso”.