Tu negocio puede desaparecer del mapa digital en segundos si dependes solo de redes sociales. Tener los correos de tus clientes puede marcar la diferencia entre quedarte sin voz o mantener tu negocio funcionando.
Aunque soy fan de irme de compras, soy menos fan de visitar varias tiendas y probarme cada pieza. Por eso me inclino por comprar en línea, y cuando puedo, apoyar a otras dueñas de negocios que tienen una selección de prendas ya curada (¡y divina!).
Así llegué a una cuenta de ropa “pre-loved” con un gusto impecable. Siempre veía lo que publicaba, pero la mayoría del tiempo llegaba tarde a la fiesta y mis piezas favoritas ya tenían dueña. Como la venta era en vivo, tocaba actuar de inmediato.
Hasta que un día vi publicada la blusa que me impulsó a comprar en redes sociales por primera vez.
Iniciamos la conversación por mensajes directos, pedí la información de pago, realicé la transferencia bancaria y, después de este intercambio con respuestas inmediatas… no supe más nada.
Tampoco me preocupé porque tenía referencias de otros clientes y sabía que era un negocio legítimo.
Al día siguiente recibí un mensaje que lo explicaba todo:
“Hola! Es ______ de ______. Instagram me restringió la cuenta, por eso no he podido acceder desde que publiqué la última foto. Estoy esperando un lapso de 24 a 72 horas para ver si me regresan la cuenta. Recibí tu pago, muchas gracias”.
¡Instagram la había dejado por fuera de su propia oficina digital! (Las cuentas restringidas no pueden publicar, responder mensajes ni acceder a sus seguidores.)
Esta emprendedora perdió acceso a su negocio en un segundo. Tuvo que buscar a cada cliente con entregas pendientes desde su cuenta personal.
¿Te imaginas la frustración?
Instagram puede restringir cuentas por razones fuera de tu control. Las plataformas pueden cambiar algoritmos, políticas, o decidir que tu contenido ya no es relevante. Y cuando tu negocio depende 100% de ellas, quedas completamente vulnerable.
Si mantienes tu base de clientes únicamente en redes sociales y te ocurre algo así, pierdes el contacto directo. Te tocaría reaccionar como ella: buscarlos desde otra cuenta, enviarles mensajes y esperar con dedos cruzados a que Instagram te regrese las llaves.
Lo bueno es que no tienes que esperar a que esto pase para actuar. Y la solución tampoco es abandonar Instagram (¡tranqui!), sino crear un respaldo sólido como lo puede ser una lista de correos.
Para empezar, lo principal es ofrecerle a tu audiencia algo de valor o relevante a cambio de sus correos. Por ejemplo, contenido exclusivo, promociones o precios especiales solo para quienes están dentro, información que solo encuentran en su bandeja de entrada.
Instagram es una herramienta increíble para conectar y mostrar tu trabajo. Pero si es tu único punto de contacto con clientes, te arriesgas a que te pase lo mismo.
Espero que esta historia te motive a dar el primer paso: recopilar los emails de tus clientes actuales.
Porque tener esa conexión directa con tu audiencia no es solo una estrategia de marketing, es una oportunidad de crear comunidad con las personas más interesadas en lo que tienes para ofrecer.
* La autora es periodista y estratega de contenidos.
* Las opiniones emitidas en este escrito son responsabilidad exclusiva de su autora.

