Una de las cosas positivas que se puede sacar del año 2020 y la cuarentena (porque, aunque usted no lo crea, siempre se puede sacar algo positivo aun de las crisis más severas), es el desarrollo de los huertos caseros. El estar tanto tiempo en casa, de alguna manera, nos hizo poner un poco más de atención al entorno y a los recursos que no estábamos aprovechando al 100%, como es la tierra.

La tierra y los espacios libres siempre estuvieron allí, pero nos conformábamos con usar el espacio para colocar plantas ornamentales, que, si bien son muy lindas, no nos resuelven necesidades en un estado de emergencia, como el que nos encontramos.

Empezamos entonces a darle prioridad a la posibilidad de tener en el patio de la casa o en el balcón de un apartamento, desde culantro, hasta albahaca, orégano, jengibre, cúrcumas, pepino, ají, piña, tomates, en fin, qué maravilla poder salir al patio y encontrar todo lo que necesitas para condimentar una rica comida al estilo panameño. Me sorprenden y admiro a quienes ahora tienen en sus balcones toda clase de plantas comestibles, probando que no es necesario tener un patio para hacerlo; solo se requiere un poco de tierra, mucho interés y cariño por las plantas.

En mi caso, fui eliminando de ciertos espacios del patio plantas ornamentales para reemplazarlas por ají dulce, piñas, tomates y pimentones. Inclusive en una cerca sembré pepino y pude cosechar varios hermosos ejemplares, hasta que llegó una plaga de arrieras y se comió la planta entera sin que yo pudiera hacer nada, pues no estuve cerca cuando pasó. Ahora sembré allí mismo chayotes y espero esta vez poder estar para protegerlos cuando aparezca nuevamente la plaga de arrieras o cualquier otro animalito atrevido.

Aún tengo plantas ornamentales como veraneras, por ejemplo, pero aprovecho para regar semillas de culantro en los potes y allí han crecido sacándole así más provecho a la tierra. Espero que este auge se mantenga en el tiempo y no quede como un recuerdo de cuarentena, pero eso solo depende de cada uno. No hay nada más satisfactorio que ver una semilla germinar hasta producir frutos u hojas comestibles que podemos usar en casa, sabiendo que están libres de fertilizantes y plaguicidas dañinos para la salud.

Además, no sé ustedes, pero por alguna razón encuentro la comida más rica cuando la preparo con las cosechas del patio. Puede que en el supermercado no sean caras y si haces la matemática de lo que cuesta versus el tiempo que le dedicas en casa, el resultado sea que no es tan rentable, pero para mí no hay punto de comparación; es una satisfacción personal que no cambio por nada del mundo.

Así mismo, empezamos a aprovechar los desperdicios orgánicos para mezclar con tierra y generar nuestra propia tierra abonada o compost casero, algo que no hacía pero que escuché en un grupo de WhatsApp, ya que ahora no falta, en mi interminable lista de grupos, el de vecinos que compartimos el interés por los huertos caseros, urbanos y todo lo relacionado al tema como: abonos orgánicos, fungicidas naturales, consejos para el cuidado de tal o cual planta.

La tierra es un maravilloso recurso, sigamos aprendiendo cómo sacarle provecho en nuestros hogares con o sin cuarentena.