A sus 90 años, Margarita Olszak continúa entrenando, vistiéndose como le gusta, caminando sola por las calles de Buenos Aires y recibiendo piropos que, según cuenta, la motivan a seguir activa.
En una reciente entrevista al medio Infobae, junto a la periodista Martina Perdiguero y hecha desde el gimnasio donde suele entrenar, esta bisabuela argentina compartió detalles de su día a día y su filosofía de vida basada en el movimiento, el autocuidado y una actitud positiva.
“Me maquillo, me visto, entreno y salgo a la calle. Me encanta cuando me dicen ‘qué hermosa que estás’”, relató. Margarita no entrena todos los días, pero sí con regularidad. Prefiere los estiramientos y los ejercicios con bajo peso. Para ella, mantenerse fuerte no es solo una cuestión estética: es funcional. “Quiero tener fuerza en los brazos y piernas para subir al colectivo [autobús] sola”.
Lejos de seguir rutinas estrictas, su enfoque es más espontáneo. “Voy al gimnasio por inercia, y me gusta”, dijo. El entrenamiento se complementa con actividades cotidianas como hacer compras, conversar con amigos y disfrutar de lo que define como una “vida normal”.
Sobre el envejecimiento, Margarita afirmó: “Yo no pienso que soy vieja. Me baño, me encremo, me visto, desayuno. No tomo medicación, solo gotitas para los ojos”. También se considera coqueta: “Siempre me gustó la ropa. Trato de ponerme lo que mejor me queda, como si fuera una chica joven”.
A quienes la escuchan, les aconseja no cerrarse a las experiencias. “Tienen que decirle que sí a todo lo que les gusta. A la vida, al amor, a las amistades. Todo se puede hacer, es una actitud”.
De cara a los 100 años, se visualiza “espectacular, con más poderío”. Y concluye: “No me quiero ir nunca de este mundo, porque lo más grande de la vida es vivir”.


