Cuando el bus se iba aproximando a la ciudad, y cruzaba el Puente de las Américas, los ojos curiosos de la pequeña Nidia invariablemente apuntaban hacia abajo, sobre las decenas de embarcaciones que flotaban sobre el mar, en su travesía por el Canal de Panamá.

Cada mañana Nidia hacía, junto a su papá, el recorrido desde Arraiján hasta la capital, para estudiar en el Instituto Fermín Naudeau y tener la mejor educación que una escuela pública pudiera ofrecer.

Desde su ventana, ella imaginaba la vida de las personas que iban adentro de las naves, se preguntaba qué hacían todos los días y qué había que estudiar para dedicarse a eso.

Los años le trajeron las respuestas.

La panameña primera oficial de seguridad de los cruceros Norwegian

La panameña primera oficial de seguridad de los cruceros Norwegian

Nidia actualmente labora en la línea de cruceros Norwegian. Allí se desempeña como First Officer Safety, la persona encargada de todos los equipos de seguridad y salvamento, y es además oficial de navegación, siendo responsable de lo que ocurre en el puente de mando por ocho horas al día.

“Siempre he sido una persona que no le gusta hacer lo mismo que los demás”, relata. “Cuando estaba en secundaria y llegó el momento de decidir qué carrera quería estudiar, me pasó como a todos, y no sabía”.

Una compañera del colegio le sugirió esta carrera y a Nidia le encantó la idea. “Me pareció algo diferente y sabía que podía dejar mi huella. Me arriesgué, la estudié y fue la mejor decisión”, enfatiza.

Nidia ingresó a la Universidad Marítima Internacional de Panamá. “Si en mi salón había 30 estudiantes, solo cinco éramos mujeres, como mucho”.

Le tocó cortarse el cabello a la altura de las orejas. “Lo sufrí, pero fue uno de esos sacrificios que debía hacer”, recuerda. Además de los ejercicios físicos, es una carrera muy exigente. “Es mucho estudio y no puedes elegir las materias que quieres. Son todas o todas”.

Se graduó en Ingeniería náutica con especialización en navegación y transporte marítimo en diciembre de 2010. Pero terminar la carrera fue solo el primer reto. El segundo era encontrar trabajo.

La panameña primera oficial de seguridad de los cruceros Norwegian

La panameña primera oficial de seguridad de los cruceros Norwegian

“Fue bastante difícil. Estuve prácticamente dos años esperando por un barco. Para conseguir la licencia de oficial necesitas navegar, ya sea un año en aguas internacionales, u ocho meses, dependiendo del tiempo hecho en Panamá”.

Ella había estado trabajando en la bahía de Panamá, en una empresa con barcos que suministran diesel. Empezó de cadete, y como tal, le tocaba aprender de todo lo que se hace abordo. También de las entregas de combustible. Pero ya tenía cubierto casi todo el tiempo que podía hacer acá. “El tiempo que me faltaba tenía que ser en aguas internacionales y no conseguía embarque. Busqué por todos lados. En todas las empresas en que podía aplicar lo hice, y fue difícil, porque en muchas me decían que no contrataban mujeres”.

Gracias a sus buenas notas, su índice académico y a su dominio del inglés, la universidad la ayudó a concertar entrevistas en empresas con igualdad de oportunidades. Así fue como llegó a Norwegian Cruise Lines. “Empecé con ellos en 2012 y, desde mi primer contrato, seguí”.

Nidia se siente muy bien donde está. “Las oportunidades que he tenido son bastante buenas”, afirma. Entró como cadete de cubierta, pero en su siguiente contrato, para el viaje inaugural del Norwegian Getaway, la ascendieron a segundo oficial y desde hace tres años, es primer oficial.

Pero las cosas no siempre han fluido. Además de ser mujer y latina, Nidia, quien acaba de cumplir 30 años, es bastante menuda de estatura. “Parezco más joven de lo que en verdad soy y he laborado con ciertos capitanes muy tradicionales, de vieja escuela, a quienes no les gusta trabajar con mujeres”.

Ahora mismo está en el Norwegian Bliss, su barco permanente. “Hago contratos de 12 semanas por 12 semanas”. O sea que permanece abordo tres meses seguidos y luego tiene tres meses de descanso. Volvió a Panamá en agosto y hace unas semanas se embarcó nuevamente.

Su guardia actual es de 12:00 a 4:00, tanto de día, como de noche. “Son dos turnos de cuatro horas, y además trabajo dos horas adicionales donde hago revisión de los equipos de salvamento, verifico cómo están los botes salvavidas, si todos están como deben, si hay algo fuera de servicio o que se deba arreglar pronto”.

Un día habitual en su rutina empieza a las 10:00 a.m., cuando se despierta. “Reviso los botes y vuelvo a la guardia. Me gusta llegar temprano, por lo menos 15 minutos antes, para hacer el relevo y revisar que todo esté en orden. En las siguientes cuatro horas de navegación estoy encargada de absolutamente todo el tráfico. Las alarmas que lleguen, los trabajos que están ocurriendo en el momento. Una vez termino, voy a comer o al gimnasio. Luego duermo una siesta, para a las 12 medianoche volver, hasta las 4 de la mañana”.

Su horario es igual, todos los días. Cuando el Bliss está en puerto, si ella no está de turno, baja. “Puedo salir un rato, caminar, de repente hacer algo de shopping o comer afuera”. Para distraerse en la nave, le gusta ir al gimnasio. El Bliss es uno de los barcos más nuevos e imponentes de la flota Norwegian. Cuando el tiempo se lo permite, va con sus compañeros a clases de spinning, se divierten en los go-karts en cubierta, cenan juntos o van a alguno de los shows que la embarcación ofrece a sus pasajeros. “Siempre hay algo que hacer. No todo es trabajar”, recalca con una sonrisa.

Sus compañeros de trabajo son como su familia abordo. “Me cuidan mucho, son muy atentos y respetuosos, en especial ahora mismo en que soy la única mujer”.

Nidia aspira a ser capitana. “Que se diga con orgullo que la capitana es Nidia y es panameña”, afirma. Y aunque por ahora no hay mujeres con ese rango en la flota, las dos con las posiciones más altas en la empresa, son panameñas. “Estoy muy orgullosa de ellas. Son chief officers, solo dos puestos debajo del capitán”.

Cuando Nidia se entera que hay pasajeros panameños, procura buscarlos. “Me gusta saludarlos, conocerlos, que sepan que están siendo representados dentro de la empresa”.

Una de las experiencias más aleccionadoras que Nidia recuerda es la ocasión en que fue obviada para un ascenso. “Me sentí bien cuando, al siguiente contrato [después de eso], fui a otro barco, se dieron cuenta de que sí estaba lista para ascender y me dieron la oportunidad. Hice cuatro meses de segundo oficial, y al día siguiente de haber terminado ese turno, me ascendieron. Así que no fui a mi casa en siete meses”.

La panameña primera oficial de seguridad de los cruceros Norwegian

La panameña primera oficial de seguridad de los cruceros Norwegian

A pesar de que estaba cansada, aceptó la nueva responsabilidad sin titubeos. “Es un gran salto cuando subes de segundo oficial a primero, porque el segundo es el asistente del oficial de guardia. Pero cuando llegas a primero, ya eres el oficial de guardia y tienes la responsabilidad de todo lo que sucede en tu turno. Fue un cambio grande, pero me sentí bien cuando el capitán me dijo ‘Hiciste un muy buen trabajo, estamos muy contentos contigo’. Esas palabras me llegaron, porque no lo esperaba”.

Pensando en todo el camino recorrido, y las millas navegadas, Nidia enfatiza lo importante que es simplemente creer en uno mismo y alienta a otras mujeres a seguir sus pasos, si eso desean. “Si es algo que en verdad quieren hacer, deberían arriesgarse. Es una carrera muy difícil, sacrificada, pero tiene sus recompensas. Puedes viajar, ver el mundo, y te pagan por ello, pero no solo eso. Yo tengo la satisfacción de llevar de forma segura de un puerto a otro a más de 6 mil personas”.

En 2006 fue el referéndum para la expansión del Canal. Nidia aún no tenía edad para votar, pero en ese entonces, la niña que veía los barcos desde lo alto del Puente de las Américas, jamás imaginó que, años después, estaría cruzando el Canal ampliado desde la cabina de mando de un megacrucero y vería el Puente de las Américas, ahí, cerquita, al mirar hacia arriba.