Hace tres meses escribí sobre Simone Biles y su regreso al US Classic de gimnasia. Me referí a su leotardo con la cabra incrustada, a su increíble Yurchenko Double Pike, y sobre la posibilidad de que ese salto fuera rebautizado con su nombre.

Hoy, Simone Biles será recordada por otro motivo. El martes se retiró de la final por equipos de la gimnasia femenina y tampoco estuvo en la final individual del jueves. Aclaró que iba a concentrarse en su salud mental y que la misma es más importante que el deporte. Debía proteger su mente y su cuerpo y no solo salir y hacer lo que el mundo quiere.

El mensaje de la gimnasta de 24 años que abandona las competencias es mucho más importante que cualquiera medalla que pudiera sumar a su ya impresionante vitrina con cuatro oros y un bronce en juegos olímpicos y 10 títulos mundiales.

El entrenamiento mental es igual de importante que el entrenamiento físico. Detrás de cada atleta hay una persona. Una persona que lucha con toda la presión de ser el centro de atención. Una persona como tú y como yo, con inseguridades, con pensamientos de que no puede lograr sus objetivos, o de que no se encuentra preparada para el siguiente reto. En muchas ocasiones (y lo veo en Panamá) al atleta se le somete a un escrutinio absurdamente mayor que al de muchos políticos que sí manejan temas sensibles y de trascendencia en nuestro país.

Todos vivimos momentos grises o negros en nuestras vidas y a veces queremos enterrar los pensamientos detrás de una linda sonrisa. Si Simone Biles, la mejor gimnasta de la historia toma una pausa para decir que no puede hacer algo y necesita tiempo, es un mensaje importante especialmente para las niñas que desean ser como ella. A veces hay que cerrar los ojos, respirar de manera profunda y poner nuestra mente en un mejor lugar, buscar ayuda si la necesitamos.

Los atletas no son máquinas y detrás de cada participación en unos juegos olímpicos hay una historia de sacrificio, largas horas de entrenamientos, lesiones, vidas de jóvenes que quizás decidieron no tener una adolescencia de salidas y fiestas para enfocarse en su rendimiento físico.

Cada lágrima que vemos después de una participación es una liberación de tantos años de entrega y de lucha, muchas veces sin apoyo. Lágrimas que representan objetivos logrados.

A ti que me estás leyendo en este momento, si necesitas tomar una pausa en tu vida, tómala; si necesitas pisar el freno, písalo. Si necesitas concentrarte en ti, hazlo. Prioricemos nuestra propia salud sobre las expectativas que puedan tener otros sobre nosotros.

Para Simone Biles seguramente vendrá una revancha personal en París 2024 en donde aplaudiremos su grandioso regreso. Para todos los demás, no le pongamos fecha a nuestras propias revanchas personales y recuerden que a veces sencillamente tenemos que vivir.