No sé que nos deparará el futuro con tanto que estamos viviendo desde el año 2020. En mucho ha cambiado tanto nuestra vida personal como laboral. La famosa adaptación no termina. Ha formado en nosotros nuevos hábitos y a veces hasta resignación que nos faltaba tener.

Lo que temo de esta nueva era, en cuanto a lo laboral, es la pérdida de interacción en ciertas actividades que son necesarias, como los convivios o talleres de cuerda para el crecimiento personal. Somos seres sociales. En un entorno laboral es necesario crear sinergia y lazos de buena comunicación.

No sé si exista alguna fórmula o tengamos que inventarla para aliviar el estrés que no deja de estar presente por el miedo a enfermarnos. Recordemos la frase  “mente sana en cuerpo sano”. Mi área no es la de psicología, pero siento que en todo esto, nos ha tocado tener algún tipo de olfato en esa materia, ya sea por vivencias personales o del entorno.

Como a toda persona que vivió una época muy bonita, sin temor a una enfermedad tan viral, vienen a mi mente momentos vividos con una tranquilidad que aún recuerdo con nostalgia, en donde los problemas eran de otra índole.

¿Qué podemos hacer para dejar de sentir a veces tanto temor y vivir más el presente? Sugiero ocupar nuestra mente y vaciarla de pensamientos negativos que muchas veces nos llegan como un comunicado interminable, hasta en mensajes de whatsapp que no agregarán valor a nuestra tranquilidad y paz mental.

Si estamos constantemente  preocupados por el futuro no viviremos en el presente y pasaremos lamentándonos, obstaculizando nuestras ideas y metas diarias. No es justo ni para ti ni para mí.

Aléjate de personas negativas, dramáticas y pesimistas.  Rodéate de gente positiva y optimista.

Yo quiero que mi cuerpo perciba cosas bonitas y no tristes, que mis órganos respiren esa paz que sentía en el pasado, sin miedo a enfermar.

Vivamos confiados en que así como llega la noche y después se alumbra con la luz del día para que renazcan situaciones y efectos distintos, así la naturaleza nos da la oportunidad de un nuevo amanecer, que así mismo sea nuestra esperanza que perdure para agradecer, vivir con más alegría, soñar y darle a nuestro cuerpo hormonas de felicidad que no permitan entrar en nosotros la tristeza, que no ayuda en nada ni en superarnos ni en crecer como personas y profesionales.

Las emociones son importantes para desempeñarnos, si no las manejamos bien tendrán un impacto negativo en lo laboral.  En cambio, si nuestras expectativas se pegan con percepciones de optimismo, así mismo nuestro trabajo se verá beneficiado  y sentiremos que nuestro día cuenta y vale para nosotros y para  quienes nos rodean.

Seguiremos en otra vuelta,