A las tres de la madrugada del día de esta entrevista, Zaida Ríos ya estaba despierta. Debía cumplir temprano con un pedido de catering Gourmet Lab, antes Comida Gourmet PTY, su negocio logró sortear la pandemia gracias a la entrega de dulces a domicilio, un toque de dulzura que se agradeció durante el confinamiento.
Su esposo, y su hija, quien hoy estudia fuera de Panamá, han sido pilares de su negocio. Su hija llevó durante la pandemia las redes sociales del negocio. Quienes conocen a Zaida solo través de las redes, la suelen ver ocurrente y alegre. Pero debajo hay muchas capas, como deja ver en su libro: Entre Tropiezos y Triunfos. una autobiografía de 125 páginas.
Tu libro no es uno de cocina, aunque muchos pensaban eso. ¿Qué te impulsó a contar una historia tan íntima?
Durante años escuché que debía escribir un libro. Me lo decían amigos, conocidos, incluso clientes. Pero nunca sentí que era el momento. Hasta que llegaron unos días libres en noviembre y no lo pensé más. Me senté a escribir y no paré. Sentí que si mi historia podía hacer reflexionar a alguien sobre su vida, sobre su familia, entonces valía la pena contarla.
Una de las partes más fuertes del libro es tu infancia: hablas de la infidelidad de tu papá, lo difícil que eso fue para tu mamá y el ambiente familiar que viviste. ¿Cómo te marcó eso?
Muchísimo. Mi papá tuvo una doble vida, literal. Pasaba parte de la semana con nosotros y parte con otra familia, sin esconderlo. Mi mamá, aunque era una mujer muy trabajadora e inteligente, no supo cómo lidiar con eso ¿Y quién podría? Vivimos en una casa donde se evitaban los conflictos, pero el silencio también daña. Crecí con la sensación de que había cosas que no se decían, secretos que no se compartían. Todo eso me afectó emocionalmente, me formó, me hizo repetir patrones. Entenderlo me tomó años de terapia.
¿Cómo lograste narrarlo sin caer en el resentimiento o en una versión victimista?
Con mucha honestidad, pero también con compasión. No quise escribir para juzgar a mis padres. Ellos también repitieron patrones, hicieron lo que pudieron con lo que tenían. Yo no estoy completamente sanada, pero estoy en el camino. Y parte de ese proceso fue dejar de idealizar a mis padres y aceptar que eran seres humanos con todo lo que eso implico. Los quiero a los dos, de mi padre tengo ese carisma y esa capacidad de ganarse a la gente. Mi madre me enseñó con el ejemplo la importancia de ser financieramente independiente.

Hay un mensaje claro en el libro: lo que no se habla, se hereda. ¿Ese fue un punto de quiebre para ti como madre?
Totalmente. Yo no quería que mi hija viviera lo que yo viví. Por eso tomé decisiones difíciles, como divorciarme cuando ella tenía dos años. Me di cuenta de que si seguía en una relación disfuncional iba a causar daño a mi hija. Quería darle un hogar emocionalmente estable, aunque eso significara criarla sola por un tiempo. Lo que más me enorgullece hoy es verla segura de sí misma, capaz de tomar sus propias decisiones.
Y una de esas decisiones fue irse de Panamá…
Sí, yso fue muy difícil para mí. Yo hice este negocio que nos costó tanto. Y en un momento llegué a pensar que mi hija lo continuaría. Cuando ella decide estudiar fuera de Panamá, me dice que no piensa regresar. Me dolió mucho, pensé que algo había hecho yo mal y por eso ella no quería mi legado o estar aquí. Comprendí después que ella estaba tomando sus propias decisiones y que justo para eso yo la había preparado. Admiro lo que está haciendo. Me siento orgullosa de ella.
Zaida, ¿cómo explicarías a alguien de qué trata tu libro?
Le diría que este libro no es sobre mí. Es sobre muchas personas que han crecido en hogares donde el amor y el daño convivían. Sobre madres que hicieron lo que pudieron, padres que nunca reconocieron que estaba mal ser infiel, y sobre hijos que un día decidieron romper el ciclo. Es un libro para quienes han sentido que algo no estaba bien, pero no sabían cómo nombrarlo. Y para quienes quieren hacer las paces con su pasado sin negarlo.
¿Qué te han dicho los lectores del libro? ¿Y tus padres?
Mi papá no ha dicho nada porque no lo ha leído. Y mi mamá tampoco ha dicho mucho. Creo que cada uno lo ha manejado a su manera. Del resto de las personas, todos me dicen que el libro les engancha y que no lo pudieron soltar. Muchos se sienten identificadas con lo que cuento, con la familia, con las heridas, con los silencios. Esa era mi intención: poder ayudar a otros.



