Una de las películas más hondas, solventes y honestas del cine panameño reciente se titula Espina, dirigida y escrita por Daniel Poler.
Espina está a medio camino entre una película de ficción y un documental, ya que cuenta la historia, entre lo real y lo imaginado, de Jonathan Benaim, quien por una mala praxis médica sufre de una discapacidad física.
Este recomendable largometraje, que navega con vigor entre el drama familiar y la comedia negra, provoca risas y lágrimas por igual entre el público del mundo. Llega a las salas de nuestro país después de ser presentada en abril pasado durante el Festival Internacional de Cine de Panamá.

Jonathan Benaim es el protagonista de Espina, que se estrena en Panamá el 21 de agosto. Cortesía
“Espina va a conectar muy bien con el público panameño. Tiene un humor muy crudo y transparente. Estoy muy orgulloso de cómo mostramos a Panamá en la película. La gente en el extranjero queda enamorada de nuestros paisajes coloridos”, explica el cineasta Daniel Poler, de padre panameño y madre venezolana.
Espina es una hermosa carta audiovisual a favor de la amistad, el amor familiar y de que la vida siempre tiene un costado luminoso. “El público no solo va a disfrutarla, sino que también los moverá emocionalmente porque van a tener una mirada distinta sobre la discapacidad, pero sin victimismo, sin lástima”.
Fuerza
Desde los ensayos y durante el rodaje, el equipo de Espina aprendió a través de Jonathan Benaim grandes lecciones sobre lo que significa poner cara a los reveses de la vida.
De todo el elenco, quien tuvo más días de escena, y, por ende, más trabajo fue Jonathan Benaim. Poler recuerda la respuesta que el actor les ofreció a todos: “No se preocupen por mí, puedo hacerlo. Soy más fuerte que muchos aquí”.
Al principio había personal que tenía miedo por Jonathan. “Pensaban que no iba a poder. Y cada día él llegaba con una sonrisa y con unas ganas que motivaban a todos a trabajar el doble”.

Espina es la ópera prima del cineasta panameño venezolano Daniel Poler, quien también firma el guion.
“La percepción de todos sobre la discapacidad fue cambiando”, comenta Poler. “El equipo se dio cuenta de que Jonathan era más fuerte de lo que pensaban. Y bromeando con él se rompió el muro de la fragilidad. Él fue quien tomó esta iniciativa de romperlo, como lo hace con todos, y les enseñó que no hay que poner muros delante de las personas con discapacidad”.
Humor
La jocosidad se transmite en cada plano de Espina. “El humor de la película es exactamente el humor que tiene Jonathan, sus padres y su hermano. La historia establece muy bien cómo creció Jonathan y cómo crecí con ellos. Y dijimos: ‘bueno, eso es lo que tenemos que transmitir. Tenemos que traer el humor que siempre quisimos ver en películas sobre discapacidad. Eso es algo extremadamente importante para nosotros que esté representado en la película. Es un humor muy ácido, pero muy real. No queríamos decorar la verdad”.
Porque como Jonathan le comentó en una ocasión a Daniel Poler: “mira, prefiero que me golpees, incluso que me insultes, siempre y cuando me consideres”. Porque mucha gente es tan cuidadosa con la discapacidad, la tratan como si fuera de cristal”.

Tiene como protagonistas a Aarón Díaz, Jonathan Benaim y Paulina Mondragón.
Estética
Espina no solo está repleta de enseñanzas útiles, sino que además es un portento estético. “Antes de ir a grabar queríamos desafiar la normativa y los estereotipos de muchas películas sobre discapacidad o incluso documentales sobre discapacidad que por lo general son muy crudos y les falta color, son muy dramáticos y terminan victimizando al personaje, cayendo en clichés terribles y tristes”.
De allí que Espina ofrece una cinematografía poderosa, entre sutil y brutal, como pocas veces se ha visto en el séptimo arte panameño. “Presentamos una visión tan colorida que a veces es un poco surreal. Esa estilización ayuda a elevar la película. Crecí con Jonathan viendo películas sobre discapacidad y no vimos ninguna que se pareciera a Espina”.

'Espina' se ha presentado en festivales de cine en Panamá, Miami, Beijing, Guayaquil, Nueva York y Wilmington, entre otros.
Daniel Poler opina que hay pocas producciones que manejan de manera correcta el tema de la discapacidad. Algunas de las positivas excepciones que recomienda incluye al documental Crip Camp: A Disability Revolution (2020), de James Lebrecht y Nicole Newnham y los dramas The Peanut Butter Falcon (2019), de Tyler Nilson y Mike Schwartz y Simón de la montaña (2024), de Federico Luis.
¿Por qué destaca el director estos ejemplos? “Cuando vives con una discapacidad es algo que aceptas y ya, es parte de tu vida. No te lamentas todos los días por eso, no estás sufriendo en todo momento, no todo gira en torno a eso. Con Espina tratamos que la audiencia tenga una curva de aprendizaje donde la discapacidad empieza teniendo importancia y para el final ya no importa. Ya para entonces el personaje que interpreta Jonathan es más que su silla de ruedas”.

