Sí, así como lo lees, en el séptimo día, Dios otorgó el descanso semanal a sus maravillas creadas. Nosotros, los seres terrenales, necesitamos un descanso para desconectarnos tanto de lo gratificante como de lo cotidiano y de lo no tan gratificante.

En algunas ocasiones, al irnos de vacaciones, estamos aún pendientes de lo que dejamos atrás. Pero una pausa es necesaria para recargar energías y poder continuar.

Decidí visitar a mi hermano que tanto quiero y a su bella familia, en Colombia. Nunca pensé subir El Peñol de Guatapé, ubicado en Antioquía. Mi hermano, en complicidad, con mi cuñada me tenían planeada esta aventura. Así es la vida de sorpresiva. Los mismo pasa en el ambiente laboral, que muchas veces nos presenta pruebas de diferente dificultad y tenemos que relacionarnos con personas, unas agradables y otras, no tanto. A veces bajo superiores que no suelen ser alentadores ni expresivos, pero es en medio de las dificultades que comprobamos de qué estamos hechos.

Siguiendo con mi aventura en El Peñol, estuve a punto de abandonar la idea de subir sus 740 escalones. En compañía de mi familia pude subir peldaño a peldaño, casi iba por la mitad cuando dije: mejor me regreso y mi hermano me contestó: ¡No, ánimo!

Ahora te digo a ti qué poderosa es aquella palabra de cinco letras. Haciendo una analogía con el ambiente laboral, ojalá esa corta palabra fuera la que escucháramos a veces o con frecuencia. Se sentiría más apoyo y empatía. Lo cierto es que no se escucha. En cambio se le trata al trabajador como una máquina para producir, ignorando que somos seres humanos, la creación más perfecta, el valioso recurso humano que tanto se reza en diversos artículos empresariales y que muchas veces de valioso solo es el nombre. Se olvida el impacto y el mérito que le atribuyen esas dos palabras que forman un concepto.

Seguí subiendo y casi llegando dije: ¿cuánto más falta? y por segunda vez recibí una voz de aliento. Esta vez fue mi cuñada, mi socia ilustradora en este emprendimiento de escribirles en este espacio y que respondió: ya falta poco, dale que puedes. Es aquí cuando quiero hablarles también de ese líder que dirige con el ejemplo, anima al equipo, lo contagia de voluntad y mira en su grupo de trabajo la posibilidad de hacer las cosas de la mejor manera, los invita a ser mejores personas, uniendo al equipo y aumentando la productividad.

Si eres líder en alguna organización, sea pública o privada, siempre intenta inyectar ánimo al colaborador, ya que muchas veces se reciben directrices no consensuadas y se espera que sean acatadas y se cumplan con escasez de aceptación y así no se logra nada. La práctica me lo ha confirmado.

Con esta aventura, me queda de aprendizaje que debemos atrevernos a los retos que la vida nos ofrezca sin miedo a equivocarnos y debemos creer más en nuestra capacidad y espontaneidad. Nadie nace sabiendo. Peldaño a peldaño y día a día la vida toma forma. ¿O es que de un solo sorbo te tomarías un rico caldo de pollo? Llénate de vivencias para que tu día valga la pena y sumes anécdotas.

Finalmente, recuerda que las vacaciones son para reencontrarse, descansar y replantearse dilemas y retos. Habrá que aprovechar el tiempo, leer libros que nos orienten y poder sentir ese intuición y encontrar lo que verdaderamente merecemos como seres humanos y profesionales. Seguiremos en otra vuelta.