Como padres, muchas veces pensamos que jugar es solo una forma de entretener a los niños. Sin embargo, el juego, y en especial el juego simbólico, es mucho más que eso: es una herramienta fundamental para su desarrollo.

Cuando hablamos de juego simbólico nos referimos a esas actividades donde los niños crean escenarios imaginarios: inventan historias, asumen roles, proyectan lo que quieren ser en el futuro o simplemente transforman objetos cotidianos en parte de su mundo mágico. A través de este tipo de juego, los pequeños ensayan la vida misma.

¿Por qué es tan importante?

El juego simbólico trae beneficios que van mucho más allá de la diversión:

  • Potencia la creatividad: los niños aprenden a crear mundos y soluciones nuevas.

  • Estimula el desarrollo cognitivo: encuentran distintas maneras de llegar a un mismo resultado.

  • Favorece el lenguaje: al inventar historias, amplían su vocabulario y mejoran la comunicación.

  • Fortalece los vínculos emocionales: jugar juntos genera conexión real entre padres e hijos.

  • Enseña calidad sobre cantidad: no se trata de pasar horas, basta un momento de calidad cada día para marcar la diferencia.

Consejos para los papás

Si quieres acompañar a tus hijos en este tipo de juego, ten en cuenta estas recomendaciones:

  • Elige herramientas simples: no necesitas juguetes sofisticados, la creatividad surge con lo que tienes en casa.

  • Busca el momento adecuado: después de comer (siempre que no sea una actividad muy fuerte), en la tarde o cuando tu hijo esté tranquilo y receptivo.  

  • Evita distracciones: apaga el televisor y el celular, dedícale toda tu atención.

  • Conéctate con tu hijo: míralo a los ojos, siéntate frente a él y acompáñalo en la historia que está creando.

  • Déjate llevar: la imaginación no es solo de los niños, los padres también deben divertirse y entrar en el juego.

Un recordatorio importante

El ingrediente principal del juego simbólico no es la cantidad de objetos, ni la sofisticación de la actividad, sino la imaginación compartida. Cuando mamá o papá se permiten ser parte del mundo creado por sus hijos, se generan recuerdos valiosos y se refuerza la confianza.

El juego simbólico es, en pocas palabras, una manera mágica y sencilla de preparar a los niños para el futuro mientras se fortalece el presente: su seguridad, su creatividad y, sobre todo, su vínculo con quienes más aman.

* La autora es licenciada en Fonoaudiología con más de 15 años de experiencia trabajando con niños con diversas neurodivergencias. Directora de Integrapanama.org y consultora experta de Método Tomatis.

* Las opiniones emitidas en este escrito son responsabilidad exclusiva de su autora.