Es cierto que no todo el mundo es igual y que nos encontramos muchas veces con personas difíciles en el manejo de las relaciones laborales y tratamos de llevar como decimos en buen panameño “la fiesta en paz”, tolerando y haciendo nuestro trabajo lo mejor que se pueda.

En esta era de pandemia, escenario que nos ha tocado vivir, se ha hecho más difícil poder compenetrarnos de manera física otra vez, y cuando pensamos que seríamos mejores seres humanos tanto en trato como en comunicación, se ha dado un efecto contrario. Si antes la convivencia en algunas ocasiones era un tanto regular, ¿qué hacemos si el ambiente de trabajo no es el adecuado y más si se han unido dos temas como el clima laboral y el efecto pandemia?

Cuando no se siente esa reciprocidad entre el esfuerzo llevado a cabo o la milla extra con la correspondiente retribución, se pierde el interés y se gana desmotivación. Por ende, se debe valorar el resultado de cada operación realizada, ya que de alguna manera se está contribuyendo con un granito de arena en la organización o institución.

Se dice que pasamos más tiempo en la oficina que en nuestro propio círculo familiar y que el hecho de estar en nuestras funciones laborales debiera ser un encuentro sano que permita trabajar con paz y entusiasmo, pero ¿qué ocurre cuando esas dos circunstancias no se conectan? Se genera pérdida de la motivación, deseos de escapar -quizás hasta de no regresar-,  anhelar estar en un lugar en donde te sientas cómodo y puedas despegar en tu dinamismo y energía para que el trabajo a realizar sea gratificante.

Cuando el personal que labora no tiene esa sensación de que el ambiente sea robusto y bueno por alguna razón, las oficinas de Gestión de Recursos Humanos, Desarrollo Humano, Talento Humano o Capital Humano; en alianza con la Gerencia General o Administración, como principal objetivo, deberán buscar herramientas para diagnosticar e identificar factores y normalmente se hace mediante una Encuesta de Clima Laboral.

La Encuesta de Clima Laboral mostrará los indicadores versus cálculos y sondeos de las causas que están originando esa sensación de insatisfacción, ya que el mismo colaborador aportará sus opiniones y proporcionará los motivos, circunstancias y causas que la producen. Una vez se cuente con el resultado de la encuesta, la misma se podrá graficar mediante esquemas y tablas, y verificar en porcentajes dónde se encuentra el mayor número de descontento, áreas a mejorar y zonas en donde el desempeño o funciones realizadas se perciben con mayor complacencia y en cuáles no.

En esa misma línea, las encuestas recopilarán datos sustanciales y objetivos como: compensación salarial, situación actual del liderazgo, desarrollo de capacitación, oportunidades de crecimiento, trabajo en equipo, visión acerca del área, estructura y hasta para mejorar la percepción de los colaboradores con respecto a la empresa o institución.

En algunas ocasiones las estructuras organizacionales, cuando obtienen toda esta información y datos como herramienta aplicada, no la aprovechan estratégicamente. Queda como letra muerta sin elaborar un plan de acción que pueda detener el avance de esa afección a nivel de clima laboral y así poder coadyuvar a rescatar ese ambiente adecuado para trabajar y evitar a futuro una disminución de la productividad, estrés, ansiedad, ausentismo, enfermedad y el poco deseo de ir a trabajar.

Seguiremos en otra vuelta…