Semana de Serie Mundial y de Halloween, dos de las cosas que más amo en esta vida. La celebración de Halloween y el béisbol tienen dos cosas en común: las supersticiones y las supuestas maldiciones.

El béisbol es un deporte lleno de nostalgia, historia, reglas no escritas, pero sobre todo, supersticiones y cábalas, que no solo siguen los peloteros y el cuerpo técnico, también los fanáticos.

Quizás vemos este comportamiento en el béisbol por el ritmo de juego. A diferencia de otros deportes, las largas horas en cada episodio te permiten pensar un poco más en las situaciones del juego y que uno mismo puede controlar los resultados con ciertas rutinas, quizás para tener un falso sentido de control sobre el partido. Yo soy una. En el séptimo inning me coloco la gorra al revés si mi equipo está perdiendo. ¿Por qué hago esto? Pues mi abuelo siempre me decía que le daba suerte al equipo.

Una de las supersticiones más curiosas de algunos beisbolistas es la de mandar a azotar los bates de madera con huesos de pollo para ahuyentar a los malos espíritus.

La próxima vez que vea un partido quiero que se fije en algunos detalles que pueden pasar desapercibidos. Por ejemplo, trapos rojos en los dugouts para alejar la mala suerte. Los jugadores no pisan la línea de foul (por aquello de que la línea divide lo buenos de lo malo), algunos peloteros se sacan el bolsillo de atrás para que todo mal que se le desee, le caiga a otra persona. A veces le echan agua al terreno cuando su equipo necesita un rally de carreras porque está perdiendo y los peloteros latinos suelen utilizar collares de oro, uno pensaría que es por moda, pero la mayoría usa crucifijos, escapularios, y rosarios como resguardo, y para una buena temporada.

En Panamá, no somos ajenos a estas prácticas. Las Brujas de Monagrillo siempre acompañan al equipo de Herrera. Las hemos visto todos los años en el Estadio Rico Cedeño de Chitré (salvo este año que el campeonato es a puertas cerradas).

Las brujas le dan el “don” y la “suerte” al equipo herrerano. Riegan polvitos blancos sobre las bases y cerca del dugout del equipo contrario y barren las bases antes del turno al bate del equipo contrario, para hechizarlos.

Usted puede creer o no, pero el año pasado en el Campeonato de Béisbol Mayor en la Serie Semifinal, Chiriquí remontó la serie que estaba 3-0 a favor del equipo herrerano y se metieron a la final.

Curiosamente para el cuarto partido de la serie, un dirigente de la Liga Provincial de Chiriquí fue al estadio Rico Cedeño solicitando cal (el mismo que riegan las brujas), Chiriquí ganó el encuentro de ese día.

Luego, el equipo de mantenimiento del Rico Cedeño encontró bolsitas de cal llenas de sal y ajo en el estadio. Mi compañero de RPC, Elías González, llamó al dirigente de la Liga Provincial de Chiriquí, Manuel González, sobre esta situación, a lo que contestó que en efecto el equipo pidió la cal para “neutralizar”.

Para los peloteros estos extraños comportamientos juegan un papel importante durante las largas temporadas. Las supersticiones en el béisbol que comenzaron desde temprano en el siglo 19 y continúan hoy ayudan, no solo a entretener al fanático, además a mantener la tradición en este deporte.

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