Gracias por abrir un espacio para que podamos contar nuestra experiencia sobre el cáncer.

Hace dos años me diagnosticaron cáncer de seno, y lo primero que me vino a la mente fue: “¿por qué a mí?, si no le hago daño a nadie”.

Aun así, decidí asumir la situación ya que tengo un hijo pequeño, que en ese entonces tenía 8 años. Una de las cosas que pasaba por mi mente era quién lo cuidaría y que yo le iba hacer mucha falta.

Cuando inicié la quimioterapia, no fue nada agradable. No le deseo a nadie que pase por tantos cambios físicos y emocionales. Ni hablar de cuando me realizaron la mastectomía, oré hasta el último momento para que no me lo quitaran. No fue así. Pero cuando me levanté una mañana para que mi hijo se alistara para el colegio, me miré al espejo y me dije: “me falta un seno, pero estoy viendo a mi hijo ir a la escuela”, y tengo la oportunidad de seguir avanzando y de ver a mis familiares y amistades. Así que, para adelante. Y finalmente una radiación como parte del proceso para combatir el cáncer.

Durante el tiempo que me hacía la quimio, vi en una ocasión la película 90 minutos en el cielo. Al terminarla comprendí que había un propósito, que no es que Dios me enfermó, pero que sí estaría conmigo en cada etapa de este largo proceso. Y esta experiencia como entendí, me permitió ayudar a otras personas que están pasando por la misma situación. También me ha hecho una mujer más fuerte mirando hacia adelante, emprendiendo, y sobre todo con una fe grande creyendo que todo es posible y que si creemos podemos ver más de lo que pudiéramos esperar. Cada situación que pasamos, su resultado dependerá de cómo la tomemos.

Le doy gracias a Dios. Ahora suelo decir que cumplo 40 y 2, los de estar en la tierra y los que Dios me ha dado de más para emprender y vivir una vida feliz, alegre, agradecida en todo momento.

Gracias a todas las personas que estuvieron conmigo durante todo este proceso.