Empezó trabajando como agente de seguridad, pero con esfuerzo Liesel Karina Degenhardt logró especializarse y convertirse en la única mujer que opera las enormes grúas que apilan los contenedores de Balboa.

Cuéntenos un poco de usted

Nací y crecí en Calidonia, y obtuve mi bachiller en Comercio. Ingresé como seguridad de una empresa privada en el puerto de Balboa.

Mientras desempeñaba este puesto, me sentí atraída por los tractores, a pesar de nunca haber manejado uno. En vista del gran interés que mostré, en la empresa permitieron que aprendiera a hacerlo. Uno de mis compañeros se ofreció a enseñarme luego de terminar mis turnos. Aprendí primero con un tractor de 20 pies y luego con uno de 40 pies.

¿Cómo inicia su carrera?

Al poder manejar un tractor fui contratada para transportar los contenedores reparados; esto lo hice por cuatro años. Luego, esa empresa cerró y tuve la oportunidad de presentar mi hoja de vida al supervisor Everardo Smith para ver si aceptaban mi solicitud, ya que sabía que era un puesto donde trabajaban solo hombres, pero como yo contaba con la experiencia, hizo lo posible para ver si lograba el puesto y así fue. Inicié como operadora de tractor de remolque y el 8 de noviembre de 2015 cambié de posición, a operador de equipo pesado RTG.

‘A pesar de ser la única mujer, me gané el respeto de mis compañeros’

‘A pesar de ser la única mujer, me gané el respeto de mis compañeros’

¿Cómo describe su experiencia al trabajar en Panama Ports?

Me gusta mucho mi trabajo. A pesar de ser la única mujer en un gran grupo de hombres, he podido ganarme su respeto. Tengo turnos rotativos y también presto mis servicios voluntariamente en el puerto de Cristóbal, en Colón. A veces hay días muy pesados y es un trabajo delicado y de mucha concentración. Por ejemplo, en un turno de ocho horas, la mayor cantidad de contenedores que logré mover fue de 103

¿Qué significa para usted tener este cargo?

Estoy muy feliz, no pensé jamás tenerlo. Para mí esto fue un reto. Fue difícil, porque es un área donde solo hay hombres, pero me gané su respeto y ahora me siento muy cómoda con ellos. Trabajo con un grupo grande, somos más de 60 en total, entre todos los puestos que hay. También mi madre está muy orgullosa de mí y de lo que hago.