Del Diario de Mamá, la columna de Julieta de Diego de Fábrega publicada en revista ELLAS, cumple hoy 13 de diciembre 30 años de aparecer de forma ininterrumpida.
Para conmemorar este aniversario, visitamos a su autora en su hogar para conversar sobre el origen -que fue una casualidad- y la evolución de este espacio donde ha plasmado diferentes etapas de su vida.
El nacimiento de Del Diario de Mamá
El origen de la columna no fue planificado. Juan Arias, antiguo presidente de Corporación La Prensa, invitó a la madre de Julieta a escribir una columna; como ella no sabía dónde quedaban las oficinas del diario, le pidió a su hija que la acompañara.
En esa reunión surgió la idea de que Julieta escribiera su propia columna sobre temas del corazón. “Se llamaba Cartas a Carmen, porque mi mamá se llama Carmen y, como ella me enredó en esto, así le puse”, contó Julieta a ELLAS.
El plan original era publicarla en La Prensa, pero por falta de espacio no ocurrió. En la reunión también estaba María Mercedes de Corró, entonces directora del departamento de Suplementos (del cual formaba parte revista ELLAS), quien dijo que podía darle espacio a la columna.
“En ese momento a la revista le faltaba material”, recordó Julieta. Así nació Cartas a Carmen.
Foto: Elysée Fernández
Pasó el tiempo, llegó diciembre y surgió algo distinto. “En mi casa, la puesta del árbol era un ritual que se repetía año tras año con los mismos inconvenientes, los foquitos, las decoraciones, y eso me pareció gracioso. Por eso escribí una columna que titulé Del Diario de Mamá”.
Julieta llevó ese texto a María Mercedes, y ella lo publicó.
“En enero me llamó y me preguntó si yo podía producir un texto de ese tipo una vez al mes. Le dije que no sabía”, detalló. Con el tiempo, la revista fue creciendo y volvieron a contactarla.
“‘¿Tú crees que puedes escribir una columna como esta cada 15 días?’ Yo le dije: ‘No sé, pero puedo tratar’”, evocó entre risas. El proceso se repitió hasta que finalmente terminó escribiéndola de forma semanal.
Cómo fue y cómo es
En los inicios de la columna, el Internet ni siquiera figuraba en el panorama. Julieta recuerda que debía escribir cada texto, imprimirlo y llevarlo personalmente a Corporación La Prensa, ubicada en la avenida 12 de octubre. “Las levantaban en unas máquinas rarísimas que pocos sabían manejar, y de ahí se publicaban”, relató.
Anotaba los títulos que se le ocurrían en su chequera y, a partir de ahí, iba desarrollando las columnas. “No soy buena llevando agendas, pero sabía que mi chequera no se me iba a perder”, rememoró.
Solía preparar alrededor de 10 columnas y entregarlas todas juntas para que el equipo las publicara gradualmente. La logística no era sencilla. “Yo no podía llegar muchas veces a la corporación por mi trabajo en el aeropuerto; nunca sabía cuándo entraba ni cuándo salía”.
Foto: Elysée Fernández
Cuando llegó el Internet, para Julieta fue “la maravilla”. Ahora podía enviar sus textos directamente, aunque no sin las complicaciones propias de la época. “Marcabas por teléfono y nadie podía usarlo porque estabas usando el Internet, que se conectaba por vía telefónica”, dijo entre risas.
Aun así, para ella supuso un cambio enorme: “Yo podía mandar mis textos desde donde fuera que estuviera”. Ese salto tecnológico, asegura, fue clave para que Del Diario de Mamá nunca se interrumpiera en tres décadas.
Hoy día, Julieta anota en la aplicación de Notas de su teléfono celular los temas que se le ocurren y luego los desarrolla desde su computadora.
‘He tenido muchas vidas’
“Cuando comencé a escribir la columna pensé que se me iban a acabar los temas. ¿Cuántas cosas puede inventarse uno semanalmente?”, mencionó entre carcajadas.
“Tuve la suerte de tener una vida folclórica, y eso permitió que nunca se agotaran los temas”, reflexionó.
De su trabajo en el aeropuerto, su etapa como mamá de adolescentes, las bodas de sus hijos y, más adelante, su rol de abuela. “He tenido muchas vidas, y eso siempre me ha dado algo para compartir”, comentó.
Foto: Elysée Fernández
Nos relató que, por lo general, escribe sobre situaciones que le ocurren o que observa a su alrededor. “Son cositas que voy viendo, cosas que me llaman la atención”, explicó.
Con el tiempo, comprendió algo esencial sobre la conexión con sus lectores. “A todos nos pasan las mismas cosas. Las familias funcionan parecido; siempre hay una tía que es como una segunda mamá, una vecina vidajena, un marido desordenado. Cuando escribes sobre algo común, la gente se identifica”.
30 años de mamá, esposa, abuela, mujer
“Para mí, mi columna es como un psiquiatra, un psicólogo, es eso a lo que yo puedo llegar y que me va a dar paz”, reflexionó la autora.
Del Diario de Mamá sigue siendo ese refugio semanal donde Julieta comparte, con honestidad y humor, las pequeñas verdades de la vida cotidiana.
Su voz ha acompañado a generaciones de lectores que se reconocen en sus anécdotas, sus tropiezos y su manera de mirar el mundo.
Desde ELLAS, celebramos con orgullo este hito y agradecemos a la señora Julieta por tres décadas de historias.
