Lo que hoy estamos viviendo ha causado muchos cambios en las organizaciones, que va a requerir de su capacidad para enfrentar el cambio, buscar la eficiencia y ajustarse rápidamente a las nuevas realidades.

El Covid-19 ha acelerado muchos procesos y puesto en perspectiva otros que simplemente van a quedar obsoletos, sin contar los cambios profundos a nivel psicológico e individual de las personas, donde se ha reestructurado su sistema de valores y prioridades, como la salud, la familia, bioseguridad, y alimentos.

Se ha visto nuestra propia vulnerabilidad como seres humanos; cuidar y cuidarnos será el propósito superior a seguir y por ende, va a cambiar la forma de conducirnos y de trabajar.

Algunos de los principales cambios a considerar en la cultura de su empresa son:

1. Políticas flexibles.

Debido a todas las restricciones que por decretos ejecutivos se han dado, se hace necesario hacer una exhaustiva revisión de los contratos y políticas laborales, además de flexibilizar las jornadas.

2. Liderazgo.

Se requiere de un liderazgo más compasivo conectando con las necesidades de los colaboradores, brindando apoyo y contención para generar un ambiente de bienestar colectivo. En momentos de crisis hay dos aspectos importantes del liderazgo: la toma oportuna de decisiones justas y la comunicación constante y transparente.

3. Compromiso. 

En muchas personas, la pirámide de necesidades se ha invertido, colocando al logro y la autorrealización en último lugar, sustituyéndolo por necesidades básicas de seguridad como alimentación, hogar, y salud.

Las personas sentirán la necesidad de estar y permanecer en sus casas para protegerse a sí mismas y a sus familias del virus. La larga estancia en sus hogares las ha reestructurado cognitivamente, tomando conciencia de aspectos familiares o personales de sus vidas que se han perdido por las largas jornadas laborales, proyectándolo en resistencia, desmotivación y miedo.

Esto va a impactar grandemente el significado de “trabajar”. Las empresas deben volcar sus planes de incentivos motivacionales, beneficios de individuales a familiares y flexibilizar las jornadas laborales, midiendo el desempeño por resultados y mostrar un real interés por el colaborador para mantener el “engagement” con sus colaboradores.

4. Tecnología y virtualidad. 

En estos tiempos se ha demostrado la necesidad de las empresas de optimizar sus servidores, mantener la estabilidad en las operaciones en línea y la seguridad de sus datos, haciendo mayores inversiones en este rubro para garantizar el trabajo remoto y la continuidad del negocio.

Los colaboradores tendrán que ajustarse a nuevas formas de trabajo más virtuales, nuevas rutinas y buscar formas eficientes de hacer su labor. Será necesario desarrollar estas destrezas, así como reforzar su actitud y predisposición psicológica a afrontar y adaptarse a los cambios positivamente.

5. Bioseguridad y educación.

Las empresas deben diseñar y ejecutar estrictos protocolos de higiene y salud, que incluyan: limpieza y desinfección de áreas comunes, mostradores, entre otros, para garantizar ambientes saludables y minimizar infecciones. Por otro lado, deben fomentar programas de educación a sus grupos de interés en materia de epidemiología y salud pública, como por ejemplo, medidas de higiene y mitigación del virus, nuevos procedimientos adoptados y herramientas de salud física y mental para garantizar cambios en su “nueva cultura” para hacer frente a esta y futuras crisis sanitarias.

6. Salud y bienestar físico y mental de los colaboradores.

Es necesario establecer un sistema permanente de vigilancia del estado de salud físico y mental de los colaboradores y contar con información de datos detallada y actualizada, así como protocolos coordinados con los estamentos gubernamentales públicos y privados para accionar y redireccionar casos de contagios y su trazabilidad. Es imperativo darles mayor protagonismo a los profesionales de salud ocupacional.

7. Cambios en los procesos.

Restructuraciones en procesos de comercialización como inventarios, transporte y movilización, hacen necesario que se evalúen, rediseñen y ajusten algunos procesos críticos operativos y administrativos, cambiando sustancialmente la forma de trabajar requiriendo competencias como planeación, anticipación, búsqueda de soluciones, comunicación, trabajo en equipo, resiliencia y adaptación al cambio.

8. Planes de contingencia y políticas de comunicación.

Las empresas deben apostar por la implementación de equipos de respuesta rápida que tomen decisiones en situaciones de emergencias de manera interdisciplinaria y representada por todos los niveles de la organización. De igual forma, se deben establecer planes de contingencia en la activación de protocolos operativos para mantener la sostenibilidad a través de una comunicación clara y estandarizada a clientes, colaboradores y proveedores.

9. Flujo de efectivo y presupuestos.

Garantizar el flujo de caja para hacer frente y poder reaccionar ante la crisis. Los presupuestos de recursos humanos serán ajustados para la atención de los colaboradores en materia de salud primordialmente y buscando las eficiencias operativas en entornos virtuales.

10. Re-valoración de cargos.

La pandemia nos ha enseñado que muchos de los cargos básicos operativos son de los más importantes en la cadena de valor de los negocios, y que gracias a ellos se mantienen las empresas y las necesidades básicas humanas de alimentación, salud, y seguridad. El criterio de valor de aportación de un cargo debe cambiar; es necesario considerar el nivel de riesgo de salud, el nivel de exposición, y su aporte a la continuidad del negocio. Incorporar esta variable en nuestros esquemas de compensación va a equilibrar la gran brecha que pueden existir entre los puestos de base y los ejecutivos, por ejemplo.

Como socios estratégicos de una empresa, no podemos pretender seguir operando tal y como lo hacíamos, ignorando la posibilidad de innovar, crecer y adaptarnos, en la coyuntura que se presenta e ignorando la nueva y futura realidad.

Es nuestra responsabilidad repensar el futuro y restablecer el equilibrio natural del ser humano hacia su interior y el bien común.

* La autora es directora y consultora senior en www.crececonsultores.net.