De acuerdo con datos publicados por el Instituto de Estadística de la Unesco, casi un tercio de los adolescentes del mundo han sufrido acoso escolar recientemente.

Los nuevos datos surgieron mediante encuestas escolares que monitorearon la salud física y emocional de los jóvenes. La Encuesta Mundial de Salud a Escolares (Global School Health Survey, GSHS, en inglés) se centró en alumnos de 13 a 17 años de edad de regiones de bajos ingresos. De modo análogo, el Estudio sobre conductas de los escolares relacionadas con la salud (Health Behavior in School-Age Children, HBSC, en inglés) abarcó a jóvenes de 11 a 15 años de 42 países, principalmente de Europa y América del Norte. En ellas, el acoso o bullying se refiere a la violencia entre compañeros/estudiantes que se caracteriza como “comportamiento intencional y agresivo que ocurre repetidamente cuando hay un desequilibrio de poder real o percibido”.

Según las estadísticas, este comportamiento afecta a jóvenes de todas partes, sin distinción de región, país o nivel de ingreso.

En todo el mundo, el riesgo de sufrir este tipo de violencia es ligeramente superior en niños que en niñas. El 32% de los niños reportó haber sido victima de este comportamiento, mientras que solo el 28% de las niñas denunció este tipo de casos.

Sin embargo, al aislar los 10 países en los cuales los estudiantes denuncian el mayor número de incidentes de acoso, la tendencia cambia. El 65% de las niñas reportó sufrir de acoso frente a 62% de los niños.

La condición socioeconómica y migratoria también desempeña una función en estos casos, según los datos del HBSC relativos a estudiantes de Europa y América del Norte. En ambas regiones, la condición socioeconómica, basada en los ingresos, el tipo de empleo y el nivel educativo de los padres, es el factor de previsión más fiable acerca del acoso: entre las familias más pobres, dos de cada cinco jóvenes sufren sus consecuencias. Esta cifra se reduce a uno de cada cuatro en las familias más acomodadas.

Los datos del HBSC muestran también que los niños migrantes tienden a ser más vulnerables al acoso que los nacionales.