En el corazón del Casco Antiguo, dentro de una edificación centenaria, se encuentra la boutique homónima de Michelle Ferrer.
La diseñadora y médico cirujano, creadora de piezas de joyería escultórica de gran formato, nos recibió en este espacio que no solo exhibe sus colecciones, sino que también reúne propuestas de distintas marcas de diseño local y una sección dedicada a accesorios masculinos. En ese entorno que combina calicanto, arquitectura histórica y vitrinas llenas de brillo artesanal, Ferrer compartió con ELLAS los orígenes de su firma y más de sus proyectos que recientemente la llevaron a ser la primera marca panameña en presentarse en Dubai Fashion Week.

Aunque se graduó de Medicina y realizó un posgrado, la joyería fue un oficio que practicaba desde niña, influenciada por sus padres: su madre, artista plástica y joyera; y su padre, arquitecto. “En casa siempre se respiraba arte. Mi mamá me enseñó las técnicas básicas de orfebrería y, poco a poco, fui encontrando mi propio ADN”, recuerda. Ese sello se basa en la combinación del crochet con los llamados “nudos quirúrgicos”, una técnica que fija perlas, piedras y esmeraldas sin necesidad de pegamentos. El resultado son piezas textiles elevadas a la categoría de joyería de lujo, tejidas con fibras italianas de alta durabilidad.
El camino de la marca también estuvo marcado por un momento clave: cuando el cantante español Melendi, de manera espontánea, usó una de sus piezas en Madrid. Esa exposición fue decisiva para que Ferrer y su madre, entonces su socia y mentora, entendieran que aquel pasatiempo tenía potencial para convertirse en un negocio. Hoy, detrás de la diseñadora, existe un equipo de joyeros, orfebres y artesanos que materializan una propuesta en la que la tradición dialoga con la innovación.

En su tienda del Casco Antiguo, nos mostró cómo Panamá está presente en cada diseño. Desde aretes inspirados en el sombrero pintao’ y tejidos realizados por artesanos de La Pintada, hasta piezas que evocan la flor del Espíritu Santo, mariposas, fauna marina y elementos de la pollera. Uno de los modelos más reconocidos de la firma, el arete Amalia, rinde homenaje al papo panameño y ha acompañado a reinas de belleza en escenarios internacionales. “Portar una pieza Michelle Ferrer es un símbolo de amor hacia Panamá y Latinoamérica”, afirma la diseñadora.
Ese vínculo entre identidad y diseño ha llevado a la marca a cruzar fronteras. En mayo pasado, Michelle Ferrer representó a Panamá en el Cannes International Fashion Show, evento paralelo al Festival de Cannes 2025, dentro de la gala de los Orion Star Awards. Allí compartió pasarela con diseñadores de distintas latitudes, entre ellos la dominicana Giannina Azar y la española Ágatha Ruiz de la Prada. La experiencia no solo le abrió la alfombra roja de Cannes, sino que también le valió la invitación para recibir el reconocimiento como Diseñadora de Joya del Año, un galardón que se le entregará el próximo 13 de septiembre en Marbella, España.

El martes 2 de septiembre, la diseñadora, de origen venezolano y español y residente en Panamá, presentó en Dubái su colección en colaboración con el diseñador nicaragüense Erick Bendaña. La propuesta se inspiró en el universo y fusionó alta moda con joyería escultórica, uniendo las piezas de gran formato que caracterizan a Ferrer con los vestidos de alta costura de su colega centroamericano.
El local de Michelle Ferrer en Casco Antiguo, remodelado con la arquitecta Mariam Hasan, conserva muros de calicanto de casi dos siglos y una atmósfera cálida en la que se entrelazan elementos culturales panameños con un diseño contemporáneo. “Queríamos que fuera un lugar acogedor, pero también elegante, que gritara Panamá y que, al mismo tiempo, pudiera estar en cualquier capital del mundo”, explica Ferrer.



