En Panamá, hay que decirlo, el clima es “loco”. Sin embargo, cuando cesan las lluvias y el señor Sol hace sus apariciones, cada vez con más intensidad, a la mayoría nos da por pensar en ir a la playa. Por dicha, este país está bañado por el mar y a diferencia de otras latitudes, en menos de cinco horas te puedes encontrar con la belleza del Caribe o Farallón, en el Pacífico.

Mi familia y yo somos team Caribe. Amo su arena blanca, la serenidad del mar, ni hablar de sus colores entre verde y aqua. Pero hace dos semanas agarramos rumbo para Colón y el camino fue literalmente un calvario; mi esposo se quería regresar sin importar que ya teníamos reservas para un pasadía en un hotel divino, en La Guaira, Isla Grande, donde la atención es excepcional.

Primero, tengo que hablar de la inconsciencia de ciertos conductores a quienes les importa poco con el resto de la humanidad y se estacionan en plena calle a la atura de Sabanitas. Ello, obviamente, genera un tranque descomunal sin que haya Autoridad del Tránsito y Transporte Terrestre (ATTT) que ponga orden.

Como si fuera poco, los cráteres que presenta la calle hacen que disminuyas la velocidad y se forma una fila de autos impresionante. Aun cuando las autoridades del Ministerio de Salud han suspendido el Carnaval 2022, pues la cultura Congo se apodera de las vías maltrechas para pedir monedas; otro atraso más…

Los benditos retenes o puestos de control son un dolor de cabeza, hay uno en María Chiquita y apenas un par de metros más adelante, el Senan vuelve y revisa el auto. En el medio, por donde está el letrero del Naza a la entrada de Portobelo, encontramos a dos unidades de la ATTT pidiendo licencia y revisando placa. Yo me preguntaba, ¿en serio? ¿Por qué no están regulando el tránsito allá en Sabanitas

Hago una pausa aquí: no tuve la dicha de nacer en Colón, pese a ello y como panameña, me duele ver el camino que recorren los peregrinos cada mes de octubre para llegar a la iglesia de San Felipe (la cual, por cierto, ha seguido cerrada. ¡Qué pesar pasar por ahí sin poder entrar y ver al Negrito lindo!). El área está llena de herbazales, no hay aceras para los peatones, ni unas bancas, mucho menos baños públicos para aseo y descansar un poco. Me quedo pensando, ¿acaso soy la única que ve esto? ¿Y las autoridades de la alcaldía de Portobelo?

La pandemia ha golpeado durísimo al sector turismo, la llamada “industria sin chimeneas”.

Señores de la ATP, ATTT, Municipio de Portobelo, ministerios de Seguridad y Obras Públicas, todo lo que he relatado en nada contribuye a permitir la reactivación económica de Colón, específicamente, del área de playas.

Hace rato dejé de ir al Pacífico por el descomunal tranque y porque no veo voluntad política para construir el Corredor de Playas. Es que si todavía no empiezan a construir un nuevo Hospital Oncológico, qué esperanza la mía de que amplíen las vías o haya otras opciones de acceso.

De todas maneras, Isla Iguana en Pedasí sigue en mi bucket list…