La caída del pelo en los perros es un mecanismo natural que consta de diferentes fases y siempre se produce, incluso en óptimas condiciones de salud.

Cuando la pérdida de pelo es constante, abundante y el animal se rasca o se lame excesivamente, puede obedecer a diversos trastornos que deberá determinar su médico veterinario. La mala alimentación y bañarlos con demasiada frecuencia son factores que también contribuyen a este problema.

Dependiendo del tipo de pelo y la raza, la muda del manto es variable y no hay suplementos que puedan evitarla.

Los perros que vienen de países con climas fríos hacia lugares con altas temperaturas sufren bastante pérdida de pelo, y este es un problema que tienen algunos ejemplares importados que se muestran en exposiciones caninas. Sucede en los perros que tienen doble capa, como los siberianos, alaskan malamute o samoyedos, que necesitan mantenerse en un ambiente refrigerado para que el cambio no tenga consecuencias en la densidad de su atuendo piloso.

No existen soluciones mágicas para resolver este tema, pero sí algunos paliativos para sufrirlo menos como, por ejemplo, un buen cepillado. Con esto no solo eliminará los pelos a punto de caerse, sino también distribuirá los aceites naturales de la piel, esenciales para un cuidado óptimo del pelo.

En el caso de los animales de pelo corto como el beagle o similares, las manoplas y cepillos de cerdas son los convenientes. En los de pelo duro, además del elemento convencional, las llamadas piedras pómez son excelentes para eliminar excesos y las utilizan bastante los peluqueros profesionales, pero hay que hacerlo con mucho cuidado.

En los de pelo largo, los de dientes de alambre con puntas redondeadas son recomendables, siempre que el pelo esté desenredado previamente para que permita llegar hasta la base.

 

El DESLANADO CON PRECAUCIÓN 

Esta técnica es muy usada en los perros que tienen doble capa (siberianos, ‘alaskan malamute’ o samoyedos). Consiste en quitar el subpelo muerto antes de que usted lo encuentre en sus sillones.

El efecto es tan contundente que animales aparentemente voluptuosos, pueden verse luego finos y estilizados. Lo bueno es que mantendrán su protectora capa de pelo exterior, cosa que no sucede al rasurarlos con la máquina eléctrica.

El deslanado se realiza con una herramienta conocida como deslanador, cuyo verdadero nombre es ‘king coat’. Tiene una especie de cuchillas que trabajan directamente sobre la capa de pelo que debemos extraer.

No es recomendable para todo tipo de perros, solo es conveniente para los que poseen pelo y subpelo. Si la idea del deslanado le resulta alentadora, averigüe primero con un profesional en la materia, si su perro responde a esta tipología.

Esta práctica se debe hacer con suma precaución, ya que puede dañar la piel y provocar irritación o heridas.

UN TRABAJO CONSTANTE

El cepillado, los baños, el deslanado o cualquiera de los cuidados que requieran los perros, se deben hacer a conciencia y con responsabilidad. Si usted no dispone de las ganas, la paciencia o el tiempo para hacerlo, debe contratar los servicios de un peluquero canino profesional. Esta no es una tarea de una vez por año, y muchos animales terminan regalados por la pérdida de pelo o por llegar a estados deplorables, de los que la gente misma es artífice.