Se ha escrito mucho acerca de la felicidad en términos humanos. A lo largo de la historia, los filósofos han reflexionado profundamente acerca de este tema que aunque parezca sencillo, tiene diversas connotaciones. Entre los diferentes conceptos, Aristóteles una vez dijo: “La felicidad depende de nosotros mismos”. Hago esta cita ya que la considero importante al hablar de la “felicidad” en los perros.

Las personas tenemos la capacidad de ir en busca de nuestras necesidades y expectativas, desarrollar una vocación, etc. Aunque no siempre se logre el cometido, la oportunidad existe. En el caso de nuestra familia canina, dependen exclusivamente de nosotros en todos los sentidos. No pueden elegir qué comer, hacer, cuándo salir, adónde ir y ni siquiera con quiénes convivir. Aunque tal vez usted esté pensando que su perro tuvo mucha suerte al ser parte de su vida, puede que su visión no sea del todo objetiva.

Así como es necesario entender a los niños, comprender sus códigos y sus necesidades, lo mismo sucede con los perros. No es dar indiscriminadamente, sino lo que el otro necesita. El hecho de tener un ser a nuestro cargo, cuyo bienestar dependa totalmente de nuestras decisiones, es una gran responsabilidad.

Lamentablemente, no tengo el secreto de la felicidad, pero sí puedo darles algunos consejos para que su compañero canino pueda sentirse lo mejor posible dentro del núcleo familiar y tener una excelente vida de perro.

 

¿Qué necesita?

El amigo canino

• Los perros pueden tener afecciones que les provoquen malestar y dolores. Cuidar su salud con medicina preventiva es esencial y aunque parezca obvio, no todos lo hacen. Los animales no siempre presentan síntomas evidentes de sus afecciones.

• Déjelos compartir momentos de juego e interacción con sus congéneres. Ellos requieren ejercer su condición canina, utilizar sus códigos y ser funcionales dentro de su mundo.

• Mantenga una estructura de hábitos constante y sin imprevistos. Establecer rutinas de horarios, comidas y salidas respetando los hábitos, es una forma de hacerlos sentir protegidos y seguros.

• Ejerza su liderazgo marcando pautas y límites cuando sea necesario. Cuando ellos perciben un jefe de familia coherente, estable y proveedor, podrán relajarse y vivir en un estado de calma. Dentro de su sistema social, la organización clara es necesaria para la supervivencia y una característica que, a pesar del proceso evolutivo como animal doméstico, no se ha perdido.

• No se limite solo a los paseos diarios. Dedique tiempo para jugar con su perro. Para ellos esto es de suma importancia, ya que además de fortalecer el vínculo, es un gran motivador.

• No genere apegos excesivos. La necesidad del perro de sentirnos cerca, es algo que muchas personas exacerban y disfrutan, sobre todo aquellos que conviven con animales de pequeño tamaño. Esto no es sano, genera ansiedad, alteraciones y es una patología que hace mucho daño.

• Intégrelo a la familia, no lo relegue por situaciones nuevas, un sillón recién tapizado, la llegada de un bebé u otras. Los perros disfrutarán compartir los diferentes momentos y lo harán sin problemas, siempre y cuando se les enseñe cómo hacerlo.

No hace falta ser millonario ni un superhéroe para hacer feliz a un perro.  Solo hay que respetarlos como especie, comprenderlos y darles lo que para ellos es importante.