Eres hija de una figura emblemática de la Nueva Trova. ¿Cómo fue crecer en ese ambiente, con la influencia musical de tu padre, Pablo Milanés? Crecí en un ambiente muy artístico. Pude disfrutar de muchos momentos: mi padre con la guitarra, componiendo, practicando… También pude ir a sus conciertos, asistir a sus ensayos y presenciar reuniones que se hacían en casa con músicos amigos de él que ensayaban ahí, sobre todo canciones de la vieja trova tradicional cubana. Todo eso fue una experiencia muy fuerte para mí desde pequeña y me marcó mucho en mi formación y en lo que iba a decidir hacer después.

Tú y la música, ¿qué es lo más distante que recuerdas? No sé exactamente, pero siempre tuve mucha inquietud. Por ejemplo, cuando se hacían esas reuniones en casa, a veces ya era de noche y yo tenía que estar en mi cuarto, en la cama, durmiendo. Pero siempre inventaba algo para salir y estar ahí con todo el mundo, escuchando la música. Comencé mis estudios a los seis años y todo el proceso fue de una manera bastante natural. Decidí dedicarme a la música profesionalmente a los 19 años. En algún momento estuve dudosa, pero la música siempre ha sido mi pasión, mi felicidad. Es un privilegio poder hacer lo que a uno le gusta.

A los 10 años cantaste en escena por primera vez junto a tu padre ‘Canto de la abuela’. ¿Qué recuerdas? Esa canción mi padre se la dedicó a su abuela, que ayudó en su crianza y lo llevaba a la iglesia todos los domingos. Había un canto que decía: “Padre nuestro que estás en los cielos, circundado de gloria inmortal, esperanza del alma que eleva, al amor y a la ciencia un altar…”. Es una estrofa bien bonita y a él nunca se le olvidó. De grande nunca practicó ninguna religión, pero siempre guardó con mucho cariño ese recuerdo. Cuando hizo esa canción incluyó ese canto en el medio y me dijo “Eso lo vas a cantar tú, porque tienes la voz”. A la primera oportunidad que tuvo, me invitó a subir al escenario a cantarla. Ay, yo estaba aterrorizada porque nunca me había subido a un escenario y mucho menos con el público de mi papá.

Aunque se siente la influencia de tu padre en tu música, ¿dónde has encontrado tu propio espacio? Luché mucho por eso, porque su influencia era muy fuerte. Sobre todo en mis inicios, quise despegarme un poco de esa fuerza tan grande, porque quería encontrar algo mío, algo propio, un camino. Con mucho trabajo y esfuerzo creo que lo he ido logrando. Tengo algo mío para dar.

¿Cómo surgió la idea del disco ‘Amor’? Fue absolutamente idea mía. En tantos años de carrera nunca habíamos hecho un proyecto juntos, salvo cosas muy puntuales. Me dije “Tengo que hacer esto, trabajar con las canciones de mi padre, acercarme a esta obra que me formó”. Comencé a hacer la selección de canciones, pero luego dije “Si me voy a dar el gusto, me lo voy a dar completo. Tengo que cantar con él”. Le presenté la primera selección, se sorprendió, pero le gustó la idea.

Ahí cantas a dúo con tu papá 11 canciones de su autoría. ¿Cómo elegiste? Fue my duro ese proceso. Hice muchas listas de canciones donde tachaba, volvía a meter, sacaba y buscaba otras. Conozco toda la obra de mi padre; imagínate escoger entre tanta belleza. No quería que todas las canciones fueran grandes éxitos. Quería que también hubiesen canciones raras, de aquellas que solo conocen los muy estudiosos de su discografía. Como iban a ser dúos, tenían que ser canciones que se prestaran para eso.

¿Alguna colaboración que destaque con otro artista? Siempre me han gustado las colaboraciones porque se aprende mucho de cada músico. Grabar con Omara Portuondo fue una experiencia maravillosa y muy enriquecedora. Es una mujer con una experiencia infinita, tiene 87 años y su voz se mantiene limpia, bella, tiene una musicalidad, una gracia, espontaneidad. Es increíble cómo saca las cosas, como dicen, debajo de la manga.

¿Qué es ‘Amor’ para ti? El disco y la palabra. Amor es lo más importante que tenemos, es lo que nos sostiene vivos. Por eso el disco se llama así: por el amor a mi padre, el amor a la música, el amor a su obra, el amor a la vida. Amor también es una canción que mi padre le dedicó a mi madre. Esa palabra encierra tantas cosas y me pareció idónea.

Vives en Cuba. ¿Cómo crees que la vida en Cuba se parece o difiere de lo que se proyecta al mundo? Se tiene una imagen idílica de todo lo que es Cuba, la revolución y todas esas cosas. La realidad es diferente. Es un país muy especial, con muchos matices, y no se puede ser radical en ningún sentido. Ciertamente estamos en un momento en que se habla mucho de cambio, pero esos cambios no están sucediendo. O suceden, y de pronto viran para atrás. Hace falta abrir la mente hacia otras cosas, nuevas experiencias, poder pensar en un futuro mejor, abrirnos hacia el mundo… Nos encantaría que nuestro país pudiera salir adelante y estar mejor.

¿Tienes Spotify? ¿Qué escuchas? En Cuba no puedo escuchar nada de eso, porque internet no da para escuchar Spotify, bajar iTunes ni nada de eso. Esa es una de las cosas que necesitamos cambiar. No tengo prejuicios con ningún género; claro, tengo mis preferencias. Siento gran simpatía por la canción cubana, la latinoamericana, la vieja trova y las manifestaciones autóctonas de cada país. Me gusta mucho el son, la rumba cubana, la música brasileña. Elis Regina es mi cantante preferida.

¿Qué papel jugó tu madre en tu formación? Mi mamá se llama Zoé Álvarez. Es fotógrafa y fue modelo. De niña yo tuve muchas inquietudes: quería ser bailarina, pintora, corredora, gimnasta, pero ella tenía muy claro que yo debía estudiar música y dedicarme a eso. Evidentemente, los padres te están viendo desde que estás hecho un bebé y saben por dónde viene la cosa. Fue muy dura conmigo para los estudios, pero le agradezco. No solo basta con tener talento, los estudios te ayudan a tener un conocimiento técnico.

¿Cómo te inspiras? Hace tiempo que no compongo porque he estado volcada en la obra de grandes autoras cubanas, como Marta Valdés, una gran escritora a la que le dediqué casi tres años de mi vida, estudiando su música y luego grabando. Y bueno, trabajando con este otro gran autor, que es mi padre, mis canciones han quedado un poco olvidaditas. Casi siempre las primeras canciones de un autor están basadas en uno mismo, mirando hacia adentro. Tengo un disco de canciones mías llamado A la felicidad, y otro grupo de canciones esperando salir a la luz.

Tienes muchos años en este mundo. ¿Sientes que la música ha evolucionado o retrocedido? El mundo está saturado de tanto ruido y estamos viviendo un momento en que se está volviendo a lo acústico. También hay un movimiento hacia lo electrónico, hacia el reguetón y todo eso. Creo que todo es válido; depende más que nada del autor. En el mundo están pasando cosas muy buenas, como muy malas. Musicalmente hablando, hay una pérdida de valores, una banalidad y vulgaridad muy grande. Pero siempre hay gente haciendo cosas interesantes, buscando las raíces de la música de sus países. Esa es una de las labores más interesantes que puede realizar un músico. Se encuentra de todo. Hay que hacer un esfuerzo, porque es nadar contracorriente. Hay que estar muy centrado en lo que uno quiere y en lo que a uno le interesa.

Perfil: Haydée Milanés es una compositora, cantante, arreglista y productora musical nacida en 1980 en La Habana, Cuba. Se le considera una intérprete representativa de la nueva escena musical cubana. Tiene a su haber seis producciones discográficas, siendo la última Amor, un tributo a su padre, la figura de la Nueva Trova Pablo Milanés. Ambos se presentarán en Panamá próximamente, en un concierto en el que interpretarán a dúo.

Haydée Milanés, intérprete de la nueva escena musical cubana

Haydée Milanés, intérprete de la nueva escena musical cubana