Rusia organiza por primera vez la Copa Mundial de fútbol y el gigante euroasiático sabe que del 14 de junio hasta el 15 de julio se convertirá en un escaparate para mostrar al mundo sus grandezas. Las imágenes serán determinantes para configurar la memoria colectiva en torno al segundo evento deportivo más importante del planeta después de las Olimpiadas.

Homenaje a la Araña Negra

Desde Rusia, con amor

Desde Rusia, con amor

El póster es uno de los símbolos más relevantes del país anfitrión del torneo. Rusia eligió al artista Igor Gurovich, quien nació en Letonia en 1967, cuando ese país formaba parte de la Unión Soviética, para diseñarlo. La imagen está inspirada en el constructivismo ruso a finales de los años 20, una corriente artística de vanguardia de plástica abstracta, con formas simples y bien definidas, que remiten al movimiento futurista.

Entre formas geométricas sobrepuestas a manera de recortes de periódicos u otros materiales gráficos, se alza con supremacía Lev Yashin, legendario guardameta que rompe la perspectiva con su cuerpo en diagonal para atrapar el balón. Hasta el momento es el único arquero en la historia del fútbol que ha ganado un Balón de Oro, todo un orgullo para los rusos.

Yashin, que fue apodado como La Araña Negra por la sencillez de su vestuario oscuro en el campo, está representado en la pose clásica. El círculo verde proyecta la sombra del balón y representa una cancha de fútbol con las huellas que deja el recorte del césped, lo que evoca a los 12 estadios que albergarán las 11 ciudades rusas, donde se llevarán a cabo los 64 partidos organizados para la cita futbolística. Los rayos de luz que emanan del balón, además de ser un elemento común de las obras constructivistas, simbolizan la energía del torneo.

Las imágenes serán determinantes para configurar la memoria colectiva en torno a este mundial.

 

El balón es también un símbolo. Una mitad representa una pelota típica en los años en los que jugaba Yashin, confeccionados en gajos rectangulares de cuero, y la otra muestra parte del territorio ruso visto desde el espacio.

También tiene similitudes con otra leyenda de la industria aeroespacial rusa: el Sputnik 1, el primer satélite artificial de la historia lanzado por la Unión Soviética en 1957. En palabras del presidente del Comité Organizador Local de Rusia 2018, Vitaly Mutko, “el póster será uno de los símbolos más memorables de la Copa Mundial de la FIFA Rusia 201 8”.

 

La mascota

Desde Rusia, con amor

Desde Rusia, con amor

Si hay un elemento que hace que cada Mundial sea único, ese es la mascota que representa al país anfitrión. Zabivaka, un lobo siberiano, juguetón, vestido con los colores de la sección rusa y con gafas deportivas, es la mascota del Mundial de fútbol de Rusia 2018. Fue elegido en octubre de 2016 a través de una votación masiva, que contó con el mayor número de electores en la historia de la FIFA.

Zabivaka no nació de la mente de un experto en mercadeo, sino de la creatividad de una joven. La rusa Ekaterina Bocharova ganó un concurso nacional en el que varios estudiantes compitieron para hacerse cargo de su diseño. Por el boceto, Bocharova recibió 500 dólares, mucho menos que sus predecesores.

Al creador de Fuleco, el armadillo de Brasil, le pagaron 100 millones de dólares, mientras que Futix, el gallo mascota de Francia 1998, costó 30 millones. El nombre de este lobo, seductor, sociable y divertido significa en ruso ‘pequeño goleador’. De hecho, a Zabivaka le encanta jugar al fútbol y como buen hijo de la generación milenial, ama tomarse selfis.

 

El trofeo

Desde Rusia, con amor

Desde Rusia, con amor

Otra de las imágenes que quedarán en la retina de los aficionados que sigan este Mundial será el momento en que la selección vencedora levante la copa tras el partido final en el estadio Luzhniki de Moscú. Pero desde 1970 ningún ganador la puede conservar de manera definitiva. El campeón se lleva a casa una réplica bañada en oro, no de oro macizo, y el trofeo vuelve a estar en poder de la FIFA hasta la siguiente final.

La primera copa, llamada Jules Rimet en honor del antiguo presidente de la FIFA, representaba a Niké, diosa griega de la victoria, y se convirtió en propiedad exclusiva de Brasil tras ganar su tercer Mundial en México. A partir del Mundial de 1974 se empezó a usar la actual copa que representa a dos figuras humanas sosteniendo la Tierra. Está hecha de oro de 18 quilates, mide 36.8 centímetros de alto y pesa 6,175 kg.

En la parte inferior lleva inscritos los nombres de los ganadores desde 1974.

El trofeo regresó a Rusia a principios de mayo, procedente de Japón, tras completar la gira más larga de la historia del Mundial. En su viaje recorrió 150 mil kilómetros entre más de medio centenar de países, incluyendo a Panamá.