El wabi-sabi es un estilo de vida proveniente de Japón y que, según algunas versiones, nació durante la dinastía Song y luego fue adoptado como una doctrina del budismo zen. Es difícil encontrar una traducción literal del japonés para este término, pero aun así, el artista y experto en estética estadounidense Leonard Cohen la describe en su libro Wabi-sabi para artistas, diseñadores, poetas y filósofos como: “Aquella belleza imperfecta, no permanente e incompleta. Es la belleza de las cosas modestas y humildes. Es la belleza de lo inconvencional”.

Al momento de traducir la filosofía a la decoración se podría calificar como un minimalismo rústico, o como los expertos en el tema prefieren, naturalismo, debido a que para este fin el wabi-sabi, al igual que en cualquiera de las áreas en las que se use, debe mantener esa armonía imperfecta de forma sencilla, resaltando materiales de proveniencia orgánica, sin tratarlos para esconder sus golpes, rayas o cualquier aspereza que los hace únicos e individuales representantes de la belleza en la naturaleza cruda.

La armonía imperfecta del ‘wabi-sabi’

La armonía imperfecta del ‘wabi-sabi’

Cómo integrar el ‘Wabi-Sabi’ en tu decoración

Primero, debes dejar atrás todo aquello de la simetría, lo artificial, los principios de la estética griega, y obviamente, la perfección.

Abrirte a tener un contacto con lo natural dentro de tu hogar implementando materiales como mimbre, granito, lino, bambú, vidrio, madera, concreto, piedra, cerámica y todo aquello que pueda agregar ese toque rústico, pero acogedor, que haga sentir la esencia de la filosofía nipona.

Al momento de escoger los colores para complementar las piezas decorativas, se recomiendan tonos neutros, en las escalas de grises y azules oscuros. También blancos y tonos tierra que puedan brindar calidez y luminosidad a la habitación.

Las texturas también son importantes. Desde paredes sin repellar, pasando por muebles sin lijar hasta llegar a esculturas y pinturas con relieves que le pueden aportar movimiento al espacio. Para la iluminación, la mejor aliada será la luz natural, pero si no tienes amplias ventanas, las bombillas de luz amarilla (tipo led) te ayudarán a conseguir el efecto.

Las plantas también juegan un papel importante en esta decoración, por medio de las suculentas, cactus, palmas y helechos. En el caso que cuidar plantas no sea lo tuyo, puedes agregar arreglos florales sencillos.

Los adornos hechos a mano son una opción para adoptar el wabi-sabi en tu hogar, y al mismo tiempo ganas un nuevo pasatiempo creando nuevas piezas, de cosas antiguas que tengas en tu hogar, reutilizando objetos viejos, y así contribuyes con el cuidado del ambiente.

Otro método que ayudará a acoger este estilo de vida en tu decoración es el kintsugi, la técnica japonesa que utiliza polvo de oro o plata como ingrediente para unir las partes quebradas de un objeto, que busca resaltar las “cicatrices” que le queden para mostrar su historia y evolución.

La armonía imperfecta del ‘wabi-sabi’

La armonía imperfecta del ‘wabi-sabi’

La armonía imperfecta del ‘wabi-sabi’

La armonía imperfecta del ‘wabi-sabi’

La armonía imperfecta del ‘wabi-sabi’

La armonía imperfecta del ‘wabi-sabi’