El Vaticano celebra la llegada de la Navidad con una muestra internacional de pesebres, ejemplo de la multiculturalidad que gira en torno a esta tradición secular. Este año, cuenta con una representación llegada directamente desde Panamá.

Se trata de un pesebre elaborado de forma artesanal en la que prima el uso de la cerámica en terracota, un material propio del istmo, así como la manualidad y el reflejo de las tradiciones del país, y es de la artista Alejandra Vega Nieto, nacida en Volcán, Chiriquí. Su estética refleja la campiña panameña. Sus figuras están hechas de barro y fueron trabajadas totalmente a mano, sin molde previo. La escena está inspirada en la vida cotidiana de nuestros campesinos.

La creación de cada pieza lleva un arduo trabajo. Las figuras van haciéndose una a una, puliéndose meticulosamente, hasta lograr la imagen. Después son metidas al horno a una temperatura de 6 mil grados por ocho horas. Una vez la pieza se enfría, se le trabaja la vestimenta representativa de Panamá.

“La Virgen María está vestida de pollera, nuestro vestido tradicional. San José, por su parte, de montuno, y el niño está en un establo. El nacimiento también cuenta con la figura de una india guaymí, porque los grupos indígenas son muy importantes en nuestros países y atesoran nuestro pasado”, señaló la embajadora de Panamá ante la Santa Sede, Miroslava Rosas.

Los tres Reyes Magos también van ataviados con el traje típico, pero en vez de oro, incienso y mirra, llevan al niño arroz, frutas tropicales y el instrumento musical la churruca. “Nos sentimos muy honrados y privilegiados de participar en esta exposición”, agregó la diplomática.

No es la primera vez que Panamá asiste a esta exposición. Hace tres años se presentaron por primera vez dos pesebres originales. El artista Allex Alberto Saavedra también representó a las figuras con los vestidos típicos de pollera y montuno. Los tembleques los hizo con escamas de pescado, alambre y pepitas de fantasía. El artesano de la comunidad de El Águila, en las montañas de Coclé, Carlos Soto, prefirió presentar a la familia santa a través de las etnias gunas, emberá, negro congo y el campesino castizo. Usó materiales propios de su región, como las hojas de palma bellota, corteza del árbol majagua y hojas de palma chonta. Los vivos colores fueron obtenidos a partir de tubérculos y tintes naturales que saca de hojas y de la misma tierra.

Este año se celebra el 43 aniversario de esta tradición, que comenzó con 10 pesebres en una sala de Roma. Hoy es una de las mejores representaciones mundiales de cómo se vive esta costumbre en las distintas culturas de todo el mundo y depende directamente del Vaticano.

Durante la presentación de los pesebres, tres parejas del Ballet Folklórico Panamá Danzas Hoy deleitaron a los presentes. “Interpretamos diferentes tipos de danzas para mostrar lo mejor de nuestra cultura”, comentó el director del grupo, Edgardo Hidalgo. El ritmo lo pusieron villancicos de la cultura popular como Por los caminitos de Jerusalén, de Gonzalo Brenes, La Navidad del cholito, de Néstor Jaén y El burrito sabanero, de Hugo Blanco.