Ana Elena Garuz, desde su apartamento; Johann Wolfschoon, en Diablo Rosso y Daniel Garza Usabiaga, desde México fueron los anfitriones de la inauguración de la muestra Si las paredes hablarán de la artista panameña Ana Elena Garuz. Los acompañó una audiencia que dijo presente a través de la plataforma Zoom.
Diablo Rosso se ubica en la peatonal de la Avenida Central, casi a la altura del Parque Santa Ana. Mientras afuera, las personas caminaban por las calles con el trajín propio de las 4:00 p.m. de un sábado, adentro la muestra colgaba aproximadamente una decena de obras, en distintos tamaños.
Esta exposición incluye piezas que se pintaron durante la cuarentena. Antes del confinamiento, la artista había cerrado su estudio en el Casco Viejo y se trasladó a su casa.
Si las paredes hablaran, la muestra de Ana Elena Garuz
La muestra la componen cuadros como Después de Hanna Hoch 1 y 2, Bodegón con fondo gris o Junio y Julio en referencia a los meses en que fueron pintados ¿Será que los cuadros pueden ser como canciones que nos transportan a momentos casi exactos del ayer?, propone la artista en el conversatorio. Uno de los cuadros se llama Si las paredes hablaran.
Si las paredes hablaran, la muestra de Ana Elena Garuz
Tampoco es la primera vez que escoge el título de un cuadro para darle nombre a la muestra. Explica que los nombres deben ser bien pensados porque o acompañan la obra o pueden llevarla en la dirección contraria. Si siente que un titulo está forzado no lo usa y por eso algunos cuadros pasan a ser Sin titulo 1 o Sin título 2.
¿Cambió la paleta de color que usaba? Preguntó uno de los asistentes a la exposición. La respuesta fue sí. “Desde noviembre del año pasado empecé a usar negro” y agrega que también cambió la composición de las obras. Ahora que pinta en casa, desde un piso 31, lo hace sin tener lo que ella llama “el trayecto visual” que le daba ese viaje diario que hacía hasta el taller, y que le permitía ver ese Panamá en donde la construcción de edificios no ha parado en los últimos años.
En un video en el que invitaba a la Subasta del Museo de Arte Contemporáneo 2019, la propia artista explicaba su hacer así: “En mi trabajo uso fragmentos de imágenes que colecciono de internet o revistas para hacer una interpretación de los espacios urbanos y el mundo que le rodea con una fuerte referencia a la historia del arte y el diseño”.
Sigue trabajando con los recortes de revistas, y explica que lograr imitar esos colores se convierte en un reto al que ella misma se desafía. Por ello no mezcla colores después de las 6:00 p.m. cuando ya la luz no permite verlos igual. También prefiere trabajar en formato grande y entre más grande más es el desafío.
En la exposición hay cuadros muy pequeños, algunos colgados más abajo que el resto lo que llama la atención. Obligan al espectador a agacharse para verlos o a buscarlos para encontrarlos. Las obras pequeñitas te obligan a hacer algo más para apreciarlas, cuenta la artista.
La exhibición permanecerá hasta mediados de noviembre. Para visitarla se puede hacer cita o también se puede apreciar de forma virtual aquí.