Pintar. Eso quería hacer Yila Guerra de Burgos Pero nunca encontraba el momento. Cuando empezó a recibir tratamiento para el cáncer de mama, sintió los efectos también en su ánimo. Una sobrina le dijo: “Tía, ¿por qué no aprende ahora a pintar?”. Y le obsequió un curso.

De eso han pasado 17 años. Desde hace 15 años ella, cada septiembre, termina un cuadro y lo rifa entre amigos, con el último sorteo de la lotería de octubre. Lo obtenido lo lleva a Fundacáncer.

Durante todo octubre viste con algo rosado. Cuenta que Martha Stella Vallarino fue su mentora. Yila fue a Fundacáncer, que entonces era una organización nueva. Allí conoció a Martha Stella. “Ella iba saliendo para una entrevista en la televisión, y me dijo ‘ven conmigo y trae el cuadro”. Esa obra aún está en las oficinas de Fundacáncer. Se llama No te cruces de brazos.

Sus obras siempre tienen un nombre. Se inspira en alguna experiencia vivida en el año. “Prometí a Dios y a la Sra. Martha Stella que mientras pudiera pintaría y donaría”.

“Al principio me preguntaba ‘por qué a mí’, pero me di cuenta de para qué a mí. Esto me permitió explorar un talento”.

Comenzó vendiendo los boletos en 5 dólares. Ahora lo hace en 15, “para donar más”. Tiene clientes fijos, algunos que le compran hasta cinco números. Amigos y familiares le compraban. Antes visitaba a los amigos con fotos del cuadro, pero ahora se los manda por Whatstaap y el pago es por banca en línea.

Expone el cuadro en Assa, empresa en la que trabajó dos décadas, y en el Centro Hemato-Oncológico de Paitilla, donde pudo atenderse gracias a la póliza que Assa da a sus empleados, donde bien la atendieron , según cuenta.

“A mi esposo le reservo el 00. Ese número nadie me lo va a comprar”, dice con una sonrisa. Su hijo le regala el enmarcado en Artegma, que le hace descuento. Este año de parte de Artegma estuvieron a punto de llamar a Yila, pues llegó octubre y ella no llevó su cuadro. Los amigos de su esposo también le empezaron a preguntar a él: “Tu esposa ¿no va a rifar el cuadro este año?”.

En marzo de 2017, Yila fue diagnosticada con metástasis. “Esta es otra gran prueba”, dice. Recuerda que la primera vez ella rogaba por ver a todos sus hijos graduarse. Y los vio. Se han casado y tenido hijos.

Tuvo hace unos meses una reacción negativa a un medicamento. Eso la afectó mucho. En su casa le dijeron que si no se sentía bien que no pintara este año, todos sabían lo mucho que ya había hecho y entenderían si esta vez no lo hacía. Pero, aunque un poco más tarde, se puso a pintar. Ya tiene todos los números vendidos.

Los cuadros de Yila para luchar contra el cáncer

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