Conocí a mi esposo en 2010, en el mes de marzo. Viajó por trabajo a Venezuela y yo estaba allí, cubriendo un evento como periodista. Nos conocimos e intercambiamos números. Él regresó a Panamá y yo me quedé en mi país, trabajando. Estuvimos muy en contacto y organizamos un viaje. No sé cómo decirlo en palabras, pero cuando nos vimos, supimos que éramos almas gemelas.
Viajé a Panamá y fuimos juntos a Chiriquí a conocer a sus padres y su familia. En el mes de septiembre de ese mismo año, viajó a Venezuela para pedir mi mano en matrimonio.
Organizamos todo y nos casamos por lo civil el 22 de octubre de 2010, en Chiriquí. Me tuve que regresar a Venezuela estando casada y me mudé definitivamente a Panamá en abril de 2011. Ese mismo año, el 8 de octubre, nos casamos por la iglesia, en presencia de nuestras familias y amigos, en la Iglesia Sagrado Corazón de Jesús, en Chiriquí.
Fue una ceremonia muy bonita y, en la recepción, llevamos a cabo la tradición del dinero en el velo. Fue algo hermoso e inolvidable.
Fue en 2012 cuando comenzamos a hablar de tener una familia juntos, pero, al dejar de tomar las pastillas anticonceptivas, algo extraño comenzó a sucederme. Me diagnosticaron con síndrome de ovarios poliquísticos y, juntos, vivimos momentos duros durante la búsqueda de #MiPequeñoMilagro. Después de tantos desafíos y pruebas, nuestro milagro de Dios llegó. Tras dejar todo tipo de tratamiento e intentar con medicina alternativa, nos enteramos de que estaba embarazada en marzo de 2017, luego de más de cinco años intentando.
Nuestra hija, Kiannah Valentina, nació el 3 de noviembre de 2017, nuestra bebé milagro y patriota. Ella es la más fiel demostración de que los milagros sí existen y que, por supuesto, Dios siempre está allí para nosotros. Hoy tiene siete años y nos alegra todos los días con su personalidad y sonrisa.
Cada día afianzamos más nuestro amor. Nos encanta hacer cosas diferentes, ya sea en casa o en lugares donde conectemos con la naturaleza. El nombre de mi esposo es Ovidio Miranda, a quien amo inmensamente. Somos un equipo, los mejores amigos que pueden existir. Ya este 2025 cumplimos 15 años de matrimonio y no he dejado de estar enamorada de él. Ambos nos aceptamos, nos amamos y sabemos que Dios nos hizo para estar juntos hasta viejitos.
Quisiera aprovechar para agregar que, en el proceso de mi búsqueda por un embarazo, comencé a escribir y compartir mi testimonio en mi blog. Creé mi marca y, hoy por hoy, me dedico a crear contenido educativo sobre infertilidad, crianza y demás a través de mis redes sociales @creciendoconmama

