Las flores caían sobre el suelo formando una alfombra natural, muy colorida. Descendían de los árboles de roble que han florecido en la ciudad de Panamá y que dibujaron un paisaje sin igual en distintos puntos de la capital. Se lucían en la avenida Ricardo Alfaro, en la Transistmica, en la cinta costera, en Vía España, en el parque dentro de un conjunto residencial.

¿Por qué han florecido tantos en esta época? ¿Por qué no se han visto tantos en otros años?

Rolando Pérez, botánico del Instituto Smithsonian, explica que esto puede implicar diferente razones. “Quizás muchos de los árboles de roble plantados en la ciudad han alcanzado una edad reproductiva”, expresa y agrega que el clima también puede haber sido otro factor.

Destaca que hay muchas diferencias botánicas entre un roble (Tabebuia rosea) y un guayacán (Tabebuia guayacan). La principal es el color de las flores; en el roble son rosadas y en el guayacán son amarillas. “Ambas especies pertenecen a una misma familia (Bignoniaceae) y un mismo género (Tabebuia), es como si fueran hermanos”.

Los robles se destacan por tener flores rosadas.

Pérez detalla que existe otra especie que se confunde con el roble, que se conoce también como guayacán morado (Tabebuia impetiginosa). “Esta especie ha sido plantada en la ciudad, pero es menos frecuente. Ocurre naturalmente en las áreas secas del país, muy común en Coclé, Herrera y Los Santos”. Se diferencia del roble porque sus hojas terminan en una punta más aguda y sus flores son de un color rosado a ligeramente morado y tienen una mancha amarilla a lo interno de la corola.

El botánico señala que en Panamá se pueden encontrar siete especies del género Tabebuia, pero además hay dos especies de la misma familia que se pueden confundir con el guayacán porque presentan flores amarillas: guayacán de sabana (Handroanthus ochraceus), que tiene las hojas peludas; y el copete (Tecoma stans), que tiene hojas imparipinnadas con bordes dentados.