Si usted es padre de familia, entrenador, capitán de banda o tambor mayor, y no desea que sus hijos o alumnos se fatiguen o desmayen durante los desfiles patrios que se extienden a lo largo del mes de noviembre, tome en cuenta que la preparación para estos eventos debe desarrollarse en dos planos.

Por un lado, está la organización de los diferentes instrumentos musicales, y por otro, el entrenamiento de la condición física, el cual les permitirá resistir durante todo el desfile sin presentar signos de fatiga excesiva.

El ejercicio físico prepara paulatinamente al organismo para trabajar con mayor intensidad. Por esta razón, se recomienda que todos los estudiantes que participan en los desfiles consideren lo siguiente:

Práctica constante: haber ensayado con sus instrumentos durante un período de cuatro a siete meses ininterrumpidos, con el objetivo de mejorar la resistencia aeróbica y fortalecer los músculos, entre otras destrezas. Para desarrollar la resistencia aeróbica, se recomienda caminar o trotar de 20 a 60 minutos.

Para la resistencia muscular, es ideal el trabajo con pesas, realizando entre 8 y 12 repeticiones y distribuyendo los ejercicios entre brazos, tronco y piernas. También pueden efectuarse rutinas con el propio peso corporal. Se desaconseja el ejercicio conocido como “ranitas”, ya que puede ocasionar rotura de meniscos (lesión en la articulación de la rodilla).

Vestimenta adecuada: para los entrenamientos, se recomienda usar ropa fresca. No se aconseja el uso de buzos, calentadores o chalecos plásticos, ya que, en un clima tropical húmedo como el nuestro, estos provocan sudoración excesiva y pueden causar deshidratación.

Frecuencia de las prácticas: debe aumentar de forma progresiva. Durante las primeras semanas, la práctica mínima debe ser de una a dos veces por semana, con el fin de comenzar a estimular y activar los diferentes sistemas del cuerpo.

Aumento gradual: posteriormente, las prácticas deben incrementarse a tres o cinco veces por semana, buscando mejorar la resistencia muscular, la fuerza, la condición física y el tono muscular. Al aumentar la capacidad de resistencia —tanto aeróbica como muscular— se reducen las posibilidades de desmayos y fatiga prematura.

Intensidad controlada: las prácticas deben mantenerse en un nivel moderado, evitando exigir al organismo hasta límites que pongan en riesgo la salud. Es recomendable que los estudiantes sean evaluados por un médico antes de iniciar el entrenamiento, para descartar posibles condiciones que puedan agravarse con el esfuerzo físico.

Hidratación adecuada: durante los desfiles, los estudiantes pierden líquidos y electrolitos debido a la sudoración abundante. En estos casos, es importante hidratarse con bebidas científicamente elaboradas para ese propósito. Estas deben consumirse frías y contener entre 5% y 8% de glucosa o azúcar.

Entre las bebidas que cumplen con estos parámetros se encuentran Gatorade y Powerade, que aportan agua (para reponer los líquidos perdidos), glucosa (que brinda energía) y electrolitos como sodio y potasio (que intervienen en la contracción muscular).

En cambio, las bebidas muy azucaradas, gaseosas o preparaciones caseras con alta concentración de azúcar retardan la absorción de líquidos en el intestino delgado y, por ende, afectan negativamente el proceso de hidratación.

* La autora es profesora de Educación Física.

* Publicación tomada de la edición impresa de Revista ELLAS del 2 de noviembre de 2007.