Era temprano en la mañana cuando salimos rumbo al puerto de cruceros de Amador. Era la primera vez que visitaba el lugar. La verdad, ni siquiera sabía exactamente dónde estaba; tuve que buscarlo en Google Maps.

Al final fue fácil: un letrero anunciaba hacia dónde girar. En la garita, tuvimos que mostrar nuestros gafetes de prensa y, luego de un corto recorrido, el imponente puerto nos recibió.

Estaba vacío, sin visitantes. Tras pasar por un filtro de seguridad, recorrimos un gran pasillo al aire libre. A lo lejos ya se divisaba el Juan Sebastián de Elcano (J.S. de Elcano), un buque blanco cuyos marinos se encontraban atracando en el muelle.

Abajo, la banda de la Autoridad Aeronáutica de Panamá comenzó a entonar Marcha Panamá para darle la bienvenida a los miembros de la tripulación española. Junto a ellos, el personal diplomático de la embajada de España en Panamá y, la más esperada, Letizia, reina de España, rodeada de otros familiares que venían a visitar a los estudiantes, conocidos como guardiamarinas.

Sonrisas, abrazos y mar: la llegada de Leonor a Panamá

Foto: Isaac Ortega

La rampa del buque descendió y, por ella, un grupo de jóvenes corrió hacia el muelle. Entre ellos, la princesa Leonor de Borbón, quien, con una sonrisa en el rostro, abrazó con fuerza a su madre, que la recibía con los brazos abiertos.

Sonrisas, abrazos y mar: la llegada de Leonor a Panamá

Todos los guardiamarinas vestían uniforme blanco, el cual, según explicó Luis Cárdenas Presas de Ocampo, capitán del buque, es el que se utiliza cuando el barco está atracado. La reina Letizia optó por un atuendo completamente blanco que, consciente o no, la hacía confundirse entre los estudiantes.

Al encontrarse con su madre, Leonor se retiró el kepi, conversaron por unos minutos, compartieron con sus compañeros, con los familiares de estos e incluso con el personal diplomático.

Sonrisas, abrazos y mar: la llegada de Leonor a Panamá

Foto: Isaac Ortega

Sonrisas, abrazos y mar: la llegada de Leonor a Panamá

Foto: Isaac Ortega

Los periodistas intentábamos ver al dúo madre e hija, pero se encontraban justo en el medio de todos, por lo que era complicado alcanzar a verlas claramente.

Con un silbido y un anuncio rápido, los jóvenes se despidieron de sus familias. Leonor se colocó nuevamente el kepi y subieron de vuelta al buque.

Sonrisas, abrazos y mar: la llegada de Leonor a Panamá

Foto: Isaac Ortega

La llegada de Leonor representa la visita número 24 del J.S. de Elcano a ciudad de Panamá, aunque el buque ha cruzado el Canal de Panamá en 47 ocasiones. Lo hará una vez más el martes, cuando zarpen hacia Cartagena de Indias, en Colombia.

Con la subida de los guardiamarinas, se nos acercó el capitán Cárdenas, quien comentó lo felices que estaban de llegar a Panamá. Incluso reveló que, por recomendación suya, su propia hija había viajado hasta acá para encontrarse con él.

“Nos dan tanto cariño, nos gusta tanto la ciudad, que este año repetimos”, afirmó, destacando que su estancia sería breve. El J.S. de Elcano llegó el pasado viernes 2 de mayo y partirá el próximo martes 6 de mayo.

Este buque ha realizado 97 cruceros de instrucción, formando a los futuros miembros de la Armada Española. A la fecha, alrededor de 6 mil 500 guardiamarinas han embarcado en él para recibir formación en altamar.

Sonrisas, abrazos y mar: la llegada de Leonor a Panamá

Foto: Isaac Ortega

En esta travesía, la princesa Leonor y sus compañeros cruzan dos puntos especialmente formativos desde la perspectiva marinera, según explicó el capitán. El primero ya fue superado: el desafiante Estrecho de Magallanes y los canales patagónicos. El segundo es el Canal de Panamá, por el cual transitarán el martes.

“Es muy interesante el paso por el Canal, diría que por tres motivos: por lo formativo que es desde el punto de vista marinero, por lo bonito que resulta —es realmente bonito navegar por las esclusas, los canales y el lago Gatún—, y por la consciencia que se adquiere sobre la importancia que tiene el canal para el movimiento de los buques entre el Atlántico y el Pacífico, y viceversa”, detalló.

Fue interesante la forma en que el capitán se refería a la princesa Leonor: nunca la mencionaba directamente, sino que hablaba en general sobre sus guardiamarinas. Una compañera periodista se acercó a preguntarle sobre su encuentro con la reina Letizia.

Sonrisas, abrazos y mar: la llegada de Leonor a Panamá

Foto: EFE

“He parado un momentito también, saludando a los familiares de guardiamarinas y dotación, que, como en todos los puertos, nos acompañan también en este”, respondió.

Interesada por saber cómo era la vida dentro del barco, me aventuré a preguntar sobre la distribución de los camarotes. Con mucho respeto —pero con curiosidad— quise saber si la princesa tenía uno propio. El capitán nos indicó que en el barco solo había nueve guardiamarinas mujeres y que se dormía por grupos. Entonces sí, la princesa vive acompañada. Como una estudiante más. Mientras conversábamos, la reina Letizia discretamente se retiró del lugar.

Supimos que los interesados en recorrer la ciudad podrían hacerlo en determinados momentos, por lo que existe la posibilidad de que la reina se reúna nuevamente con su hija para conocer las calles de Panamá.

Sonrisas, abrazos y mar: la llegada de Leonor a Panamá

Foto: Isaac Ortega

Al despedirnos del capitán, inició una maniobra dentro del barco. Los guardiamarinas, amarrados con arneses, comenzaron a subir por las cuerdas de las velas, hasta quedar distribuidos a distintas alturas del mástil. Me pregunté si no les dolerían los pies al estar de pie sobre las cuerdas. Con el sol picándonos el rostro, intenté ver en dónde se ubicaba la princesa, me pareció verla a lo lejos, pero estaba en lo alto y no pude confirmar si era ella.

Minutos después, el embajador de España llegó junto a su familia al lugar. Subió solo al barco, donde unas bocinas anunciaron su llegada. Una voz resonó: “¡Viva España!”, a lo que la tripulación respondió al unísono: “¡Viva!”.