La salud mental es un estado de bienestar que permite a las personas enfrentar el estrés, desarrollar sus habilidades, aprender, trabajar y contribuir a su comunidad. Así lo indica la Organización Mundial de la Salud (OMS), que la considera parte fundamental de la salud y el bienestar, sosteniendo nuestras capacidades individuales y colectivas para tomar decisiones, establecer relaciones y dar forma al mundo en el que vivimos. Además, la OMS enfatiza que la salud mental es un derecho humano fundamental y un elemento esencial para el desarrollo personal, comunitario y socioeconómico.

Pero, ¿cómo se vive la salud mental en la vida diaria? Este fue uno uno de los temas abordados en el seminario Radiografía de la Salud Mental en América Latina, organizado por la farmacéutica Viatris, celebrado en Cuernavaca, México, con la participación de medios de comunicación como Ellas.

Trastornos más comunes y el impacto de la pandemia

Una de cada cuatro personas en el mundo padece un trastorno mental a lo largo de su vida. Los más frecuentes son la depresión y el trastorno de ansiedad, los cuales aumentaron de forma significativa debido a la pandemia de la covid-19.

En la actividad, el neuropsiquiatra y experto en salud mental mexicano Edilberto Peña de León explica las complicaciones de la vida cotidiana de un paciente con depresión: “Se encuentra en el hecho de poder distinguir si lo que vive es tristeza o depresión, si es estrés o un trastorno de ansiedad. No hay un examen de laboratorio que lo aclare. Y además −remarca− “la persona debe enfrentarse al estigma para buscar ayuda profesional”.

El mexicano Elías Téllez, vocero del colectivo Unidos por la Salud Mental, compartió su experiencia: “Hablé por primera vez de mi condición en 2023, a raíz del desabasto de medicamentos. No fue fácil, porque muchos piensan que depender de un tratamiento es una debilidad, cuando en realidad es tan necesario como cualquier otro medicamento para una enfermedad crónica”.

Téllez confesó que exponerse trajo críticas, “pero también me permitió abrir la conversación y defender mi derecho a una vida con calidad”.

“Hablar de mi salud mental me cambió por dentro. Pasé de vivir en silencio a entender que mi voz podía servir a quienes no pueden expresarse. Lo que fue una experiencia dolorosa se convirtió en una misión personal: alzar la voz por otros pacientes y recordar que el derecho a la salud mental debe defenderse todos los días. No se trata solo de mí, sino de abrir camino para que más personas se sientan acompañadas”, añadió.

Salud mental en América Latina: cómo enfrentar la depresión y ansiedad

Los doctores Mauricio Campos y Edilberto Peña. Foto/Cortesía

Por su parte, el psiquiatra costarricense Mauricio Campos subraya la importancia del apoyo a las personas con trastornos mentales: “Lo que escuchamos con frecuencia es que no es lo mismo vivir depresión y ansiedad acompañado que vivirlo en soledad. La incertidumbre de no saber a dónde acudir, cómo serán atendidos o si serán comprendidos, genera un sentimiento de aislamiento. Aunque en algunos países se han dado avances, sigue siendo común que los pacientes se sientan solos y sin espacios empáticos para buscar ayuda”.

La sociedad civil y la lucha contra el estigma

Evelyn Guzmán, de la agrupación Nosotrxs, resalta la labor de la sociedad civil en la defensa del derecho a la salud: “En Nosotrxs acompañamos testimonios que muestran la realidad de vivir con un problema de salud mental y cómo esto afecta la vida cotidiana. El desabasto de medicamentos, por ejemplo, ha sido un tema que ha marcado a muchas personas y nos ha permitido visibilizar la urgencia de garantizar el derecho a la salud. Nuestro papel es abrir la conversación, sensibilizar a la sociedad y dar recursos para que las personas exijan que este tema esté en la agenda pública.”

Guzmán añade que, aunque después de la pandemia se empezó a hablar más de salud mental, el estigma sigue presente: “Todavía se tiende a reducir estos problemas a un asunto de actitud o a tratarlos como un tabú social. Desde la sociedad civil trabajamos en campañas, foros y espacios que visibilicen la realidad de los pacientes y que ayuden a generar mayor empatía.”

El doctor Campos refuerza la idea de que compartir la propia historia fortalece la resiliencia: “He visto cómo personas que han atravesado depresión o ansiedad logran desarrollar habilidades y estructura que los hacen más fuertes que antes. La enfermedad es dolorosa, pero también puede convertirse en una maestra de vida”.

‘Pedir ayuda no es debilidad’

Téllez concluye con un mensaje claro: “Buscar ayuda a tiempo hace la diferencia. No todo el mundo necesita terapia, pero todo el mundo merece condiciones dignas de vida, y es el profesional de salud mental quien debe orientar ese camino. El acompañamiento de la familia es tan importante como la voz del paciente, porque pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino un paso vital”.