Imaginemos por un momento a Ana, una mujer que, como muchas, ha recorrido un camino largo y lleno de silencios difíciles en su deseo de formar una familia. Tras varios intentos fallidos, llegó buscando un último espacio donde sentirse acompañada.
Hoy, gracias a los avances en inteligencia artificial (IA) aplicados a la medicina reproductiva, Ana recibió un tratamiento pensado para sus necesidades y ritmos biológicos. Y con ello, recuperó algo que nunca debería perderse en el proceso: la esperanza.
La IA no es una promesa futurista; ya está transformando la forma en que entendemos la fertilidad en Panamá. Nos permite mirar con más claridad aquello que antes dependía casi por completo de la intuición, y nos ayuda a tomar decisiones médicas con mayor precisión, siempre desde una perspectiva profundamente humana.
El Dr. Mario Vega Croker, especialista en Medicina Reproductiva y Fertilidad.
Una de las innovaciones más significativas es su uso en la selección embrionaria a través de sistemas timelapse. Estas incubadoras, equipadas con cámaras, registran miles de imágenes desde el primer día del embrión. La IA analiza su ritmo, su forma de dividirse, sus pequeños detalles invisibles para el ojo humano. Con esta información, es posible identificar el embrión con mayor potencial, aumentando las probabilidades de embarazo y reduciendo riesgos innecesarios.
Algo parecido ocurre con la evaluación de óvulos, donde los algoritmos nos ayudan a predecir su calidad al observar características microscópicas. Este avance es especialmente valioso para mujeres con baja reserva ovárica, edad materna avanzada o que desean preservar su fertilidad. Cada herramienta es cuidadosamente validada para garantizar precisión, seguridad y, sobre todo, confianza.
En el laboratorio, la IA también acompaña el proceso de selección de espermatozoides, permitiendo analizar cientos de parámetros en segundos. Aunque la tecnología agiliza y perfecciona este trabajo, la decisión final siempre está en manos del embriólogo, quien integra la historia clínica, el contexto emocional y las particularidades de cada paciente. Es una alianza entre la sensibilidad humana y la exactitud tecnológica.
En el campo de la genética, la IA impulsa diagnósticos más precisos en pruebas como PGT-A, permitiendo detectar alteraciones cromosómicas y analizar miles de variantes genéticas. Antes, este nivel de análisis era inalcanzable sin herramientas de aprendizaje automático.
Incluso en la consulta diaria, la IA simplifica tareas administrativas, generando apuntes y organizando información para que el tiempo del médico se concentre donde realmente importa: en conversar, explicar, acompañar.
La industria ya avanza hacia sistemas automatizados para laboratorios de fertilidad, donde robots realizan tareas antes manuales, como la inyección de espermatozoides o el manejo de cultivos. Estas tecnologías prometen mayor estandarización y, eventualmente, mayor acceso. Pero su incorporación también implica desafíos: inversión, mantenimiento y capacitación. Hablar abiertamente de estos retos es esencial para construir confianza tanto en pacientes como en líderes de políticas públicas y colegas médicos.
Aun así, hay algo que nunca cambiará:
La inteligencia artificial no reemplaza a los especialistas. Más bien amplía su capacidad de ofrecer tratamientos seguros, personalizados y éticos. En Panamá, contamos con herramientas que abren nuevas puertas a la esperanza de muchas familias, pero también con profesionales comprometidos con el respeto, la transparencia y el acompañamiento integral.
Porque en fertilidad, los avances tecnológicos son importantes.
Pero lo esencial sigue siendo lo mismo: caminar junto al paciente con humanidad, claridad y responsabilidad.
* El autor es ginecólogo, especialista en Medicina Reproductiva y Fertilidad, director científico de la clínica Panamá Fertility.
* Las opiniones emitidas en este escrito son responsabilidad exclusiva de su autor.

