En la mesa de fin de año de muchas familias panameñas hay ciertos elementos gastronómicos que nunca pueden faltar; entre ellos, el tamal.
Elaborado con masa de maíz y relleno de guiso de pollo o cerdo, se acompaña de aceitunas, pasitas y otros ingredientes que varían según la receta familiar. Tradicionalmente se envuelve en hojas de bijao y se amarran con hilo pabilo, aunque también existe su versión de olla.
Los tamales tienen origen indígena y están presentes en gran parte de Hispanoamérica. Más allá de sus variaciones regionales, comparten una definición común: son “un bollo envuelto en hojas de plátano o de mazorca, aderezado de diversas maneras”, destaca el medio CNN, citando al escritor Santiago Díaz Piedrahita en su libro “Las hojas de las plantas como envoltura de alimentos”.
El nombre proviene del vocablo náhuatl tamalli, que significa “envuelto”, según la Gaceta de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), lo que ha llevado a considerar a México como su posible lugar de origen, una idea que también ha señalado la productora panameña Elena Llorach en sus Tipi-Tips.
No obstante, esta afirmación no ha sido plenamente comprobada. Medios como Infobae subrayan que, aunque se cree que los mexicanos difundieron el tamal a otras regiones del continente por tratarse de un alimento común en su civilización, no existe evidencia concluyente de que ese sea su origen.
Según cita el medio al historiador español Fray Bernardino de Sahagún, el tamal pudo haberse desarrollado de manera paralela en distintas regiones o haber sido resultado de un intercambio cultural previo.
Este platillo es uno de los más representativos de la cultura gastronómica panameña. Sin embargo, su presencia se extiende mucho más allá de las fronteras del país.
A continuación, te compartimos algunos países donde el tamal también ocupa un lugar destacado en su tradición culinaria:
Tamal mexicano
En México, el tamal destaca por su diversidad. Puede envolverse en hoja de totomoxtle (la cáscara de la mazorca) o en hoja de plátano, y sus rellenos abarcan desde mole, elaborado con chiles y especias, hasta ingredientes menos comunes como el pejelagarto, según la Universidad Nacional Autónoma de México.
El Gobierno de México también documenta variantes con huauzontle, frijol con rajas, carne de cerdo o pollo, así como opciones con verduras, huevo cocido y versiones dulces de piña con ron ponche, piñón con biznaga o dulce de cacahuate.
Tamal guatemalteco
El tamal guatemalteco se prepara con maíz molido, relleno de carne y tomate, y puede incluir hortalizas como chiles. Se envuelve tradicionalmente en hojas de plátano o de maxán, de acuerdo con el Congreso de la República de Guatemala, y suele llevar aceitunas, pasas e incluso ciruelas, similares a la versión panameña.
También existe el tamal negro, una versión dulce que incorpora cacao, azúcar, canela y almendras, según el medio Prensa Libre.
Tamal salvadoreño
En El Salvador, los tamales pueden ser salados, dulces o mixtos.
Se envuelven en hojas de mazorca o de plátano, y en versiones más contemporáneas, en papel aluminio o plástico, según el sitio Guanacos.com. Los rellenos incluyen frijoles, queso, tomate, carnes como pollo, cerdo o pato, además de verduras.
Tamal colombiano
También parte de la masa de maíz y se rellena con carnes y vegetales, envuelto en hojas de plátano. En algunas regiones se presenta en forma compacta o redondeada, con una preparación que varía según la zona del país.
Tamal peruano
En Perú, el tamal forma parte del consumo cotidiano y suele servirse especialmente en desayunos y fechas festivas. Se elabora con masa de maíz blanco o amarillo, sazonada con ajíes y especias.
Generalmente se rellena con carne de cerdo o pollo, además de huevo duro, aceitunas, entre otros ingredientes. Se envuelve en hojas de plátano y su preparación varía según la región.
