La Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero R. incorporó cuatro pinturas del artista panameño Antonio Alvarado a su Colección Pictórica, resguardada por el Departamento de Colecciones Especiales.
Se trata de cuatro acrílicos de pequeño formato: dos de 40 x 40 centímetros fechadas en julio y agosto de 2024, y dos de 50 x 50 centímetros, fechada también en julio de ese mismo año. Todas responden al lenguaje abstracto característico del artista y, al no tener título, ingresan al registro institucional como obras S/T (sin título).
Además de libros y documentos, la Biblioteca Nacional conserva obra visual que permite seguir la pista de cómo se ha contado el país desde el arte. Las piezas de Alvarado se suman a ese archivo sensible: cuadros que no narran con palabras, pero sí con gestos, texturas y contrastes.
Antonio Alvarado, entre el expresionismo y la caligrafía japonesa
Nacido en Le Havre, Normandía (Francia), Antonio Alvarado se integró tempranamente a la escena artística panameña y es considerado uno de los referentes del abstracto-expresionismo en la región. Aunque autodidacta, recibió acompañamiento del maestro Alberto Dutary, quien lo acogió en su taller en sus primeras exploraciones plásticas.
Desde joven obtuvo reconocimientos como: El Salón Abierto del Instituto Panameño de Arte (PANARTE) en 1964. El Premio ESSO para Artistas Jóvenes Latinoamericanos, en San Salvador, en 1965 y el Premio del Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá, en 1977.
También fue jefe del Departamento de Bellas Artes del entonces Instituto Nacional de Cultura (INAC). Su obra ha sido expuesta en Panamá, Estados Unidos, Japón, Suiza, Portugal, México, El Salvador y otros países, y forma parte de colecciones públicas y privadas.
Su lenguaje pictórico está influido por la Escuela de Nueva York y por los estudios de caligrafía japonesa que realizó durante una beca de la UNESCO en Japón en 1969. En sus lienzos suelen aparecer fondos de color sólido —con frecuencia negro— sobre los que se cruzan brochazos enérgicos, raspados y chorreados controlados. La combinación entre esa energía y cierta armonía cercana a la estética oriental le da a sus cuadros una presencia intensa, casi física, pero al mismo tiempo contemplativa.
Según un comunicado de prensa de la Biblioteca, está previsto que se exhiban próximamente como parte de la colección de arte panameño disponible al público e investigadores.
Su lenguaje pictórico está influido por la Escuela de Nueva York y por los estudios de caligrafía japonesa que realizó durante una beca de la UNESCO en Japón en 1969.

