Ben Stiller, el pequeño de una familia en la que los progenitores, Jerry Stiller y Anne Meara, triunfaban como comediantes, creció rodeado del espectáculo, los sets y la interpretación.

La enorme influencia de sus padres y el legado que dejaron en la historia del entretenimiento la cuenta el propio Ben en el documental Stiller & Meara: Nothing is Lost, estrenado en octubre de 2025 en Apple+.

Recorrer los títulos que marcaron su trayectoria ayuda a entender la gran popularidad de este actor, que es mucho más que un comediante.

Reality Bites, su primera película como director

En 1994, Ben Stiller cumplió el sueño que llevaba desde los 10 años: dirigir su primer largometraje. Protagonizado por Winona Ryder, Ethan Hawke y él mismo, se convirtió en un film de culto y espejo de la Generación X.

Con guion de Helen Childress, basado en su propia experiencia, narra la historia de Lelaina (Winona Ryder) y la deriva de sus relaciones. Dividida entre Michael (Ben Stiller), un ejecutivo encantador, y Troy (Ethan Hawke), un joven elocuente y antisistema, Lelaina encarna el dilema de toda una generación escéptica e individualista. Stiller buscó parodiar a estos jóvenes, pero terminó creando un clásico que dejó frases memorables y un retrato generacional incombustible.

Algo pasa con Mary, la irreverencia que marcó un antes y un después

Tras Reality Bites, Stiller volvió a dirigir con menor fortuna en El chico del cable (1996). Sin embargo, su ascenso al estrellato mundial llegó con Algo pasa con Mary (1998), la comedia de los hermanos Farrelly que rompió esquemas con su humor políticamente incorrecto.

La historia de un grupo de hombres compitiendo torpemente por conquistar a una mujer extraordinaria se convirtió en una de las películas más taquilleras del año: de 23 millones de dólares de presupuesto pasó a recaudar casi 370 millones. Fue nominada a los Globos de Oro y catapultó definitivamente a Stiller como ícono de la comedia. Desde entonces, sus siguientes papeles siguieron la línea de su inolvidable Ted Stroehmann.

Zoolander, éxito delante y detrás de cámaras

Después de Algo pasa con Mary, Stiller siguió acumulando taquillazos para otros directores, como la franquicia La familia de mi novia (2000). Pero persistió en su vocación como director.

Fue con Zoolander (2001) que demostró su solidez tanto detrás de la cámara como en el rol protagónico de esta sátira donde un supermodelo es atrapado en una conspiración criminal. Su química con Owen Wilson, presente en más de una decena de títulos, brilla especialmente aquí.

La representación del mundo de la moda —vanidad, frivolidad, exceso— generó polémica hasta que Anna Wintour le dio su aprobación, incluso permitiéndole filmar en los Vogue Fashion Awards.

Los cameos fueron parte esencial del fenómeno: David Bowie, Lenny Kravitz, Natalie Portman, Winona Ryder, Victoria Beckham, Claudia Schiffer, Heidi Klum, Tom Ford, Donatella Versace e incluso Donald y Melania Trump aparecieron como ellos mismos.

Aunque su estreno coincidió con un momento emocionalmente complejo tras los atentados del 2001, Zoolander creció hasta volverse de culto, impulsando una secuela estrenada en 2016.

El título también consolidó a Stiller como director con sello propio, fórmula que repetiría en proyectos como Tropic Thunder, donde reunió a Robert Downey Jr. y Tom Cruise, y La vida secreta de Walter Mitty, que protagoniza como un editor tímido cuyas fantasías lo llevan a vivir aventuras extraordinarias.

En 2026, a sus 60 años, Ben Stiller regresará al cine con la cuarta entrega de La familia de mi novia, acompañado por Robert De Niro, Owen Wilson, Blythe Danner y Teri Polo.Como novedad, Ariana Grande se incorpora al elenco y ya ha compartido en redes lo especial que ha sido participar en esta esperada comedia.