Han pasado 16 años de aquel accidente que cambió en un segundo mi vida. Todo inició durante mi jornada laboral, cuando tenía que subir una escalera metálica, para llegar a mi estación de trabajo en un ambiente externo; la cual, no contaba con antideslizante y sumado a esta condición insegura, llovía. A pesar de esto, seguí subiendo ignorando que las botas resbalarían al estar mojadas, dado que confiaba en las buenas prácticas de la empresa al proveer el equipo de protección personal (EPP), que cumplía las regulaciones de seguridad.
Al continuar, resbalé impactando los escalones inferiores, a pesar del golpe y con la adrenalina al máximo, me levanté y retomé mi asignación. Sin embargo, cuando mis compañeros se percataron de la situación, se movilizaron para brindar el apoyo y seguir con el protocolo de traslado a un centro médico, en donde me realizaron algunas curaciones e indicaron medicación, fisioterapia y días de incapacidad, para luego retornar al trabajo.
Durante el reposo llegó el dolor crónico, que hasta la actualidad es mi fiel acompañante, recorriendo como línea de fuego toda la columna hacia mis miembros inferiores y superiores, limitando mi movilidad, generando debilidad muscular, insomnio entre otras dolencias, que algunas requirieron procedimientos quirúrgicos.
Debido a la larga incapacidad temporal, mi ingreso económico se redujo. Por lo que, empecé a experimentar frustración, estrés, depresión, lo cual afectó mis relaciones interpersonales, sumergiéndome en un aislamiento social.
Un accidente laboral no es solo una afectación física, sino también mental, psicosocial, económica, comprometiendo aún más el estado de salud; en este sentido, si se internaliza que no estamos exentos de sufrir un accidente, será más sencillo estar siempre atentos a la tarea.
Los accidentes laborales representan un impacto para los trabajadores y las empresas, estos pueden ocurrir por condiciones inseguras relacionadas con equipos, procedimientos, instalaciones que contribuyen a un accidente, incidente o enfermedad ocupacional; además por actos inseguros, que son acciones u omisiones del trabajador que originan un riesgo contra su seguridad y la de sus compañeros.
Con el fin de mejorar la salud y seguridad laboral, la Organización Internacional del Trabajo recomienda aplicar medidas de prevención, a través del reforzamiento de iniciativas que eviten los accidentes y enfermedades ocupacionales.
Un accidente laboral para un trabajador podría causar una lesión temporal o permanente; sin embargo, para algunas empresas representan una estadística más. Por lo tanto, los especialistas en seguridad y salud ocupacional deben realizar una adecuada investigación, que además de buscar causas, establezcan medidas de prevención y corrección; donde las empresas cumplan la consigna de reducir al mínimo las causas de los riesgos inherentes al entorno, proporcionando estaciones seguras y EPP con los más altos estándares, y no lo más económicos.
Según reporte de la Caja de Seguro Social (CSS) en el 2022, el 76% de las incapacidades temporales por riesgo profesional fueron accidentes laborales, el 21% accidente de trayecto y un 3% por enfermedad ocupacional.
Al sufrir un accidente laboral, usted será incapacitado por riesgo profesional, los dos primeros meses sus incapacidades serán cubiertas al 100% de su salario por CSS, luego las de continuidad al 60%, hasta que lo refieran a la Junta Médica Calificadora y determinen su condición.
Ahora deténgase y piense, ¿Usted tiene la capacidad económica para sustentar y cubrir gastos básicos con el 60% de su salario por un año? existen trabajadores que se preocupan en no agotar sus días de licencia por incapacidad anual, para no afectarse económicamente; sin embargo, deberían considerar un ahorro personal, como respaldo a una incapacidad por uno a dos años, alivianando los gastos de bolsillo o la carga familiar, quienes son un apoyo durante la recuperación; a fin de que continúen con sus vidas sin que las secuelas los siga impactado; ya que una vez se sufre un accidente laboral, es como si todo su entorno también fue lesionado.
Entre algunos de los mayores desafíos que he experimentado, han sido el aceptar que no fui culpable, enfrentar secuelas permanentes, no volver a desempeñarme en el mismo campo laboral y entender que el dejar una empresa no me define como individuo.
Ha sido un duro y largo proceso de duelo, pero con el acompañamiento de mi familia, amistades, además del equipo interdisciplinario de salud, he podido entender que habrá días buenos y otros no tan buenos, como también reconocer mis limitaciones y fortalezas; lo cual me llevó a descubrir nuevas destrezas e interesarme en estudiar una nueva profesión.
Durante este proceso he aprendido a resetear mi vida constantemente; aceptando que siempre se puede empezar desde cero. Espero que mi historia le ayude a comprender que un accidente laboral puede transformarse en una oportunidad de crecimiento, para lograr resultados extraordinarios.
La autora es especialista en seguridad y salud ocupacional y abogada
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