Siempre finalizar un capítulo en nuestras vidas será algo difícil y más cuando se da de manera inesperada, sin anunciarse ni prepararse una como profesional.

Hay lugares en los que una nunca debió pertenecer ni estar, pero toca en algunas ocasiones para aprender lecciones de vida.

Todas las personas que mantienen una fuente de empleo, esperan que su estadía sea algo duradera hasta donde decidan encontrar alguna mejor opción y oportunidad de crecimiento, pero ¿qué ocurre cuando el final llega sorpresivamente?

Lo que te espera es un duelo que se debe hacer en el tiempo permitido, ni demorarte ni ser demasiado breve, porque se necesita tiempo para sanar emociones y encontrar una enseñanza de todo.

Si tenías una rutina aún en medio de esa pausa laboral, establécela para proponerte metas y caminos a tomar, ya que nada en la vida es para siempre y así como existen muchas vías para llegar al destino que decidamos llegar, así mismo es la vida. Veremos muchos caminos que tendremos que analizar y verificar cuál nos toca recorrer, y para ello te sugiero te reúnas y escuches experiencias de amigos y conocidos y consejos para poder empezar otra vez.

Empezar otra vez tampoco es fácil, pero imposible no lo es. A veces el temor puede ser la edad que tengas al momento de ocurrirte una situación como esta, pero como leí en algún artículo de RRHH y de motivación, los límites los pone nuestro cerebro, nuestra mente. Por ello te recomiendo no te llenes de etiquetas a ti mismo, sé tu aliado, sé generoso contigo mismo y cree más en tu potencial y capacidad. No te sabotees tu vida, tus sueños.

De cada situación vivida por más injusta que sea, debemos sacar una enseñanza. Nos tocó conocer personas que marcaron nuestra estadía con alegría y valió la pena cruzarlas en nuestro camino, pero también conocimos aquellos para recordarnos no ser como ellos y dejar huellas imborrables de bondad. Es como la hierba: la misma no permanece sola, la naturaleza le permite que crezca a su alrededor a veces la cizaña, el monte y cualquier otra planta en su recorrido de vida.

Hay personas que pierden su propia identidad y se vuelven automáticos sin aspiraciones ni criterios propios y lo hacen porque sienten que es lo único que hay. Lo triste es que estas personas terminan aceptando y siendo parte de ese presente que les causará frustración y decepción. No creo que la vida se trate de eso.

Debemos buscar personas que estén actualizados en la búsqueda de empleos, plataformas, hojas de vida, con el atractivo que esté buscando algún entrevistador para que vea en nuestra experiencia lo que le llame la atención. Si no revisamos nuestros recursos, ¿cómo podrán llegar hasta nosotros?

No serás ni el último ni el primero en experimentar la ausencia de empleo. Pero si te sirven mis palabras, llénate de optimismo, aunque veas largo el camino que tocará recorrer para encontrar lo que tanto deseamos como empleo, o hasta plantearnos si ya nos toca tirarnos al ruedo y ofrecer nosotros servicios con nuestra experiencia.


* Las opiniones emitidas en este escrito son responsabilidad exclusiva de su autora.

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