1- Cuando por fin decides comprar agua, el vendedor ambulante ya desapareció.

2- La delegación escolar nunca va sola: detrás viene la delegación de padres.

3- Al menos una camisa termina manchada de sirope de raspao’.

4- Alguien olvida el kepi en la casa y se entera justo cuando van a empezar la formación.

5- Las botas de desfile cobran víctimas: siempre hay una muchacha tambaleándose del dolor, pero marcando firme.

6- Siempre hay un estudiante que se desmaya porque no desayunó.

7- Todos se hacen para atrás cuando vienen los voladores de bombo… por si acaso uno sale volando de verdad.

8- Las profesoras desfilan con sombrero de ala ancha y paraguas en mano.

9- Cuando pasa la sección de güiros, nadie se resiste a mover el cuerpo.

10- La batutera que se le cae la batuta y la recoge con disimulo.

11- Le dan agua a algún estudiante y el alma caritativa se va, dejándolo con la botella en la mano y el instrumento colgando.

12- A algún tenor se le va volando el macetín.

13- Los organizadores pierden la voz pidiéndole a las delegaciones que “¡avancen, avancen!”.

14- Siempre hay un tambor que se queda sin cuero en plena ruta.

15- Los vendedores ambulantes llevan sus respectivos tambores, batutas y clarínes de juguete para los niños.

16- Y por supuesto… el desfile empieza tarde, porque tradición es tradición.