Comienzo a escribir y casi casi me siento como Carrie Bradshaw en Sex and The City. Con la diferencia de que ella todo lo escribía alrededor de sus “experiencias amorosas” (por no decir otra cosa). Mi vida no es tan glamurosa como la de Carrie, aunque sí me apropio del eslogan “Antes muerta que sencilla”.

Antes de que todo esto sucediera, desayunaba corriendo en el carro; ahora no. Me tomo mi tiempo para hacerlo en casa. Después del desayuno, viene el baño, me ahorro el depilation time y me concentro en la hidratación del cuerpo, con aceite de coco, por supuesto (que no se puede usar en mucha cantidad para evitar manchas en la ropa). Luego, viene el proceso del “plastobón”. Me toma alrededor de 30 minutos, no porque use miles de cosas, sino porque me demoro delineándome los ojos al estilo árabe. ¡O sea!

La ropa y los accesorios son escogidos con anticipación, recuerden que esto de los turbantes no es tarea fácil. Hay ocasiones en que, para variar, repaso las opciones que tengo guardadas en Youtube para recordar cómo se hacen y les incorporo alguna variación para que se vean distintos.

Cuando llego a la oficina, después de que se repasan todas las miradas para ver qué fue lo que me puse hoy, mi día sigue con la misma corredera rutinaria de un medio de comunicación. El equipo sabe que no quiero que me traten diferente, aunque ellos quieren que no me estrese. Ya a golpe de las 5:00 p.m. mi cuerpecito latino se va apagando. No aguanto quedarme más de esa hora, y cuando llego a casa estoy literalmente con los ojos dormidos.

La gente de la industria se ha portado fenomenal, tratamos de organizar reuniones en la oficina, y si voy a las de ellos me tratan como si nada hubiera pasado. Creo que deep inside algunos cuando me ven piensan “aquí viene esta con uno de sus looks“. Aunque no lo crean, mucha gente hasta esta fecha piensa que uso los turbantes porque estoy imponiendo una moda. ¡Oh my!

Los ejercicios los trato de hacer los fines de semana, y si durante la semana me siento bien, los incorporo, pero no es en la mayoría de los casos. Lo único que sí les digo es ¡muévanse! ¡no se echen! El cuerpo y el corazón necesitan de ello para recuperarse.