Si con cierta frecuencia tienen que caminar o manejar por la calle del Instituto Panamericano (IPA) o por Hato Pintado, tal vez han visto algún letrero que dice calle George W. Westerman. Suelo pasar por ahí.

¿Quién sería?, me pregunté varias veces. Hallé la respuesta hace poco en el Museo Afroantillano, en Calidonia. Allí estaba el libro Los inmigrantes antillanos en Panamá escrito por George Westerman. Así que era un escritor, pensé. Y compré el libro, publicado en 1979 y reeditado en la colección Biblioteca Nacional, un proyecto que rescata obras panameñas y coordina Briseida Bloise.

George Washington Westerman nació en 1910, en Colón, sus padres eran de Santa Lucía. Trabajó desde los 16 años como taquígrafo y mecanógrafo. Fue periodista, tenista destacado, sociólogo y pensador. Fue autodidacta. Dejó a su país varias obras como Estudio de los conflictos socieconómicos en la Zona del Canal y Pioneers in Canal Zone Education.

El libro expone el aporte de los afroantillanos a Panamá, desde su llegada al istmo hasta los retos que enfrentaron. En la zona del canal, donde se usaba la cultura racista del sur de Estados Unidos, se les daba un trato inferior, el silver roll, y en la ciudad de Panamá se les veía como extranjeros que, ni siquiera hablaban en español, y que venían a quitar el trabajo a los panameños. ¿Les suena familiar esa frase? Con desprecio se les decía chombos.

Pero no es una historia de víctimas, sino de gente que no se rindió hasta conseguir mejoras en sus condiciones de vida y la de sus hijos. La obra tiene un apartado con personajes destacados de la comunidad afroantillana. Doctores, maestros y comerciantes con apellidos como Gittens, Sterling, Clarke, Williams, Bailey, McDonald, Deveaux, Thomas, Young y muchos más. Estoy segura de que usted ha oído esos apellidos.

Por mucho tiempo, dice el autor, los negros han desconocido su historia. Según Westerman hay que contarla no por vanidad, sino por reconocer esos logros e inspirar a las nuevas generaciones.

Westerman fue embajador de Panamá en las Naciones Unidas. Recibió la orden Vasco Núñez de Balboa y otras varias distinciones más.

Ese día que fui al Museo Afroantillano, se inauguraba un mural de Martanoemí Noriega que exalta el aporte de los afroantillanos en Panamá. En ese mural bien podría haber estado George Westerman.